Un espacio personal de reflexión sobre la Historia y otras curiosidades.

Mostrando entradas con la etiqueta Momentos de la Historia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Momentos de la Historia. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de mayo de 2013

El nacimiento de los Estados Unidos de América.

Hoy por hoy, la nación más importante del mundo es, sin duda, Estados Unidos de América. En su corta trayectoria como nación, la cual arranca a finales del siglo dieciocho, ha sabido escalar hasta convertirse, hoy por hoy, en la gran superpotencia mundial.

Las Trece colonias inglesas en la costa atlántica americana.
 Dicho esto nos montamos en nuestra particular máquina del tiempo y nos vamos al siglo XVIII. Ya en estos momentos las colonias inglesas de norteamérica habían alcanzado un gran desarrollo económico gracias al comercio transatlántico. Pero el fin de la Guerra de los 7 Años (1756-1763) traerá consigo aspectos positivos y otros negativos. La victoria inglesa sobre Francia hizo que la competencia económica francesa en el continente americano se redujera, lo que redundó en el crecimiento colonial inglés.

Jorge III (1738-1820).
Pero por otro lado, el enorme gasto provocado por el conflicto hizo que la monarquía de Jorge III se decidiera por el aumento de la presión fiscal y con ello poder sufragar las pérdidas provocadas por la guerra. De esta forma las aspiraciones de crecimiento americana se verán coartadas por la política centralista del monarca inglés.
El gobierno británico creó nuevos impuestos (sobre el azúcar o el té) además de imponer la importación obligatoria de determinados productos desde la metrópolis, lo que provocó las protestas de los colonos al considerarlos injustos y más cuando ni siquiera tenían derecho a representación en el Parlamento de Londres.
En 1765 el gobierno inglés promulga la Ley del Timbre (Stamp Act) impuesto que gravaba a todos los documentos jurídicos oficiales y publicaciones. Esta última medida será la causante de una serie de revueltas que consiguen la abolición de la citada ley (1765).

Masacre de Boston, Paul Revere.
 Después de esto, no contento el gobierno inglés, decreta la imposición de tasas aduaneras a los productos americanos (Townshend Acts, 1767), lo que tiene su contestación al otro lado del Atlántico con el boicot a los productos ingleses. Se producirán nuevas protestas contra estas medidas que se consideraban injustas y vejatorias por parte de los colonos, contexto en los que se produce la llamada Masacre de Boston (marzo de 1770). Se trató del enfrentamiento del ejército inglés contra la población civil que se manifestaba junto a la Casa de Aduanas y que se saldó con cinco muertos.
El siguiente enfrentamiento, este con mucha más trascendencia, fue el Motín del te de Boston en 1773. Aquí, un grupo de colonos disfrazados de indios atacan tres barcos que se encontraban fondeados en el puerto de Boston, tirando su carga de te al mar. Jorge III reaccionó de forma enérgica ordenando el castigo de los responsables y el cierre del puerto. Este acontecimiento va a tener importantes consecuencias.

Litografía que muestra el llamado "Motín del te" de Boston. 




 De hecho, en 1774 tiene lugar la convocatoria en Filadelfia del Primer Congreso Continental en el que representantes de las Trece colonias (Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York, Georgia, Carolina del Norte y del Sur, Maryland, Virginia, Delaware, Pennylvania, Nueva Hampshire, Connecticut y Rhode Island) deciden suspender el comercio con Inglaterra constituyendo las primeras acciones conjuntas contra el gobierno inglés.
En abril de 1775 tendrán lugar un nuevo hecho que vendrá a dar inicio al conflicto en el que las Trece Colonias se levantan en armas contra la metrópolis.  Un batallón de soldados ingleses sale de Boston con el objetivo de incautar armas a los rebeldes. Este es el momento en que los colonos se enfrentan y derrotan al ejército inglés en la batalla de Lexington. La Guerra de  la Independencia había comenzado.

G. Washington  (1732-1799).
En 1776 se convoca el Segundo Congreso donde se nombra a George Washington comandante en jefe del ejército colonial. Además se le insta a Jorge III a cesar las hostilidades, lo que el rey rechaza declarando a los colonos rebeldes. La respuesta del monarca fue enviar nuevos contingentes a América para sofocar el levantamiento.
En el marco de este Segundo Congreso tiene lugar la redacción de la Declaración de Derechos de Virginia ( Virginia Bill of Rights) por parte de los delegados de la citada colonia. En sus dieciséis artículos, publicados el 12 de junio, se recogen los derechos de sus ciudadanos (a la vida, a la libertad, a un juicio justo etc.) y se animaba al resto de convenciones a declarar la independencia de Inglaterra. En este sentido habría que destacar el ensayo escrito por el político revolucionario Thomas Paine,  "Common Sense" (1776), donde aboga por la independencia de las Trece Colonias como forma de acabar con los problemas que se habían planteado. Este escrito, que tuvo una enorme difusión y aceptación, contribuyó notablemente a madurar la idea separatista.

Declaración de Independencia de los EEUU (1776).
Finalmente, el 4 de julio de 1776, tiene lugar la promulgación de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, redactado por T. Jefferson, y que supondrá la desvinculación jurídica de las Trece colonias de Inglaterra. Se inicia desde este momento una importante labor diplomática que pretende la búsqueda de apoyo a la causa norteamericana y que tendrá como ejemplo la visita que hace B. Franklin a París.

Volviendo a la cuestión bélica, los primeros meses de enfrentamientos se saldan a favor de los ejércitos ingleses. Pero a partir de 1776 con las victorias americanas en Trenton y Princeton y sobre todo, la conseguida en Saratoga (1777) el signo de la guerra se invierte. De hecho este es el momento en que Francia y España, viendo que la victoria americana era posible, se deciden por la intervención en el conflicto y declaran la guerra a Inglaterra.
En 1780, tropas francesas al mando del general Rochambeau, desembarcan en Rhode Island. En 1781 tiene lugar la batalla definitiva en Yorktown en la que se produce la capitulación del ejército inglés.

Operaciones militares durante la guerra.
Aún así el conflicto se mantendrá abierto hasta que dos años después se firme la Paz de Versalles (3 de septiembre de 1783) en la que se reconoce la independencia de las Trece Colonias.
Pero ¿qué supuso para los diferentes contendientes esta guerra?; pues para Inglaterra supuso, a parte de la pérdida territorial, la primera derrota de sus ejércitos desde la Guerra de los Cien Años y que su poderío marítimo fuera contestado por Francia. Ésta última anexionó determinados territorios como Tobago o Santa Lucía, pero el enorme coste agravó considerablemente su Hacienda, lo que aumentó la animadversión contra el régimen. España recuperó Menorca, Florida y otros enclaves de centroamérica, aunque no pudo recuperar Gibraltar ante la intransigencia mostrada por Inglaterra, dado el alto valor estratégico del enclave.
Pero más allá de todo esto las consecuencias de la independencia americana fueron más profundas. Las ideas en la que basaron, centradas en la libertad del Hombre y en un sistema político regido por la igualdad y la división de poderes, estarán en la base de posteriores revoluciones como la francesa (1789). Estas ideas, recogidas de la tradición política del XVIII, tendrán una amplia difusión, presentes en los anhelos de libertad de otros pueblos que aspirarán mediante su lucha a la consecución de su libertad o de una sociedad más justa.

domingo, 19 de mayo de 2013

La Guerra Fría.

La alianza que durante algún tiempo mantuvo unidos a Estados Unidos y la URSS contra el nazismo tuvo fecha de caducidad con la muerte de Hitler.
Una constante repetida a lo largo de la Historia es que a un periodo de conflictos le sigue un periodo de paz. Pero esto no se cumplió tras la Segunda Guerra Mundial. El fin de la segunda conflagración mundial del siglo veinte supuso la apertura de un nuevo periodo de enfrentamientos que ha venido a denominarse "Guerra Fría".

Caricatura que muestra la división del mundo entre ambos bloques.
El concepto, atribuido al periodista americano W. Lippann (aunque esto se discute, pues parece que el término es usado por otros autores con anterioridad) define al periodo que transcurre entre 1945 y 1989, caracterizado por la tensión constante entre las dos grandes potencias del momento, EEUU y la URSS; dos naciones antagónicas, la primera capitalista, la segunda comunista, paises que manifestarán sus enormes diferencias no sólo en el plano económico, sino además en el político, ideológico y social.
El enfrentamiento entre estos dos bloques bien definidos tendrá un límite: el  miedo al choque directo, pues en ese caso, las nuevas perspectivas, a tenor de los últimos avances tecnológicos, serían extraordinariamente destructivas. La guerra total que comprendería el uso del nuevo armamento atómico supondría la sentencia de muerte de la Humanidad. Esto es algo que tienen claro ambas partes.
Se define, pues, como un enfrentamiento no bélico e indirecto en un mundo bipolar donde cada potencia va a ir configurando su área de influencia. En estas diferentes áreas van a intentar mantener un orden militar e ideológico en el que no permiten el más mínimo desvío. Valgan los ejemplos de las insurrecciones húngara (1956) o checa (1968) que la URSS, a golpe de carro blindado, se apresuró a derrocar. EEUU no se quedará atrás y no dudará en apoyar regímenes con tintes fascistas como el franquista como medida de contención del comunismo.

División del mundo en dos bloques durante la Guerra Fría.
Otras dos características se suman a la hora de definir este periodo: el sistema de bloques exigirá al resto de la comunidad internacional su alineación en un bando u otro. Por otro lado, la situación de enfrentamiento no bélico exigirá el desarrollo y potenciación de nuevas estrategias políticas como son la presión diplomática o el espionaje.

Churchill, Roosevelt y Stalin en la conferencia de Yalta.
Todavía en Yalta (febrero 1945) se aspiraba, impulsado sobre todo por el presidente norteamericano Roosevelt, a un mundo donde las dos grandes superpotencias colaboraran, a pesar de sus diferencias, a construir un mundo mejor regido por un orden mundial. Pero esto sólo serán intenciones porque pronto, ya en Postdam (verano de ese mismo año) la situación se irá complicando poniéndose de manifiesto las diferencias entre ambas naciones.
Existe consenso entre los diferentes investigadores a la hora de establecer el inicio de la Guerra Fría. Tendría lugar con ocasión de la guerra civil griega (1941-1950). En 1947, Gran Bretaña, que se mantenía apoyando al gobierno griego contra la insurrección comunista, manifiesta su imposibilidad de resolver el conflicto. Es en ese momento cuando EEUU se decide por la intervención para con ello evitar que un nuevo país cayera bajo la órbita soviética. Será su presidente Truman quien en marzo de 1947 manifieste ante el Senado su apoyo al gobierno griego contra el levantamiento comunista. Esto dio lugar al nacimiento de la llamada "Doctrina Truman", doctrina mediante la cual EEUU afirmaba su apoyo  a cualquier régimen que combatiera al comunismo. Pero ahí no quedará la acción americana. En junio de 1947, el Secretario de Estado G. Marshall, anuncia en Harvard la puesta en marcha de un plan de ayuda económica a Europa para su reconstrucción, es el Plan Marshall.

El miedo a la guerra atómica caracterizó este periodo.
La URSS, como no podía ser de otra forma, lo rechaza y contraataca con la creación del Kominform, organismo que pretendía coordinar la política de todos los paises bajo su influencia. Además, bajo la denominación de Plan Jnanov, la URSS se autoproclamará garante mundial contra el fascismo y la desigualdad. Los dos bloques, pocos meses después del fin de la II Guerra Mundial, quedaban sobradamente definidos.
A partir de aquí el periodo estará jalonado por una serie de enfrentamientos indirectos en diferentes partes del globo, acontecimientos que abordaremos en futuros encuentros.

domingo, 5 de mayo de 2013

La Segunda República Española.

Alegoría sobre la II República.
La Segunda República representa uno de los momentos más importantes de la Historia de España, pues supuso un intento por democratizar y modernizar un país que se había quedado muy atrás respecto a otros países de su entorno. Pero este hecho adquiere una mayor importancia, ya que esto sucede en un periodo general de crisis económica (recuerden el Crack del 29 y sus efectos en Europa) e ideológica, donde afloran los regímenes totalitarios que se presentan como alternativa a las democracias. En un momento poco propicio, España apostará por una profundización en las libertades, aunque esto no será nada fácil.
Pero primero tendríamos que comenzar hablando de la monarquía española, una monarquía representada por la figura de Alfonso XIII y que atravesaba momentos de cierto desprestigio, algo que se venía fraguando desde hacía tiempo, y es que el apoyo decidido del soberano al golpe de estado de Primo de Rivera en 1923 hizo que determinados sectores sociales y políticos retiraran su apoyo a la institución.
La dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, al que el rey le retira su apoyo, le siguió el desafortunado gobierno de Berenguer (periodo conocido como la dictablanda) y posteriormente del Almirante Aznar (febrero de 1931), gobiernos que no hicieron sino empeorar las cosas.
Este contexto político se complicó aún más en agosto de 1930 con el llamado Pacto de San Sebastián, cuando los principales partidos antimonárquicos (republicanos y socialistas) se reunen en la citada ciudad y acuerdan llevar a cabo determinadas acciones que tendrán como objetivo acabar con la monarquía. Este acuerdo tendrá una concreción violenta en la sublevación militar de Jaca, levantamiento en nombre de la República que fracasa y los militares implicados fusilados.
El gobierno del Almirante Aznar, en un intento por volver a la normalidad constitucional, plantea tanto elecciones municipales como generales. El 12 de abril de 1931 tuvieron lugar las municipales, donde la participación fue bastante elevada. El triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en las grandes capitales y en los centros industriales fue rotundo. Dos claros ejemplos los tenemos en las dos principales capitales del país; en Madrid, la coalición republicana obtuvo el triple de votos que en las últimas elecciones; en Barcelona, los votos se multiplicaron por cuatro.

Celebración en Valencia de la II República.
El 14 de abril los concejales del ayuntamiento de Eibar (Guipúzcoa) proclaman la República, ejemplo que seguirán otras ciudades como Valencia, Barcelona o Sevilla. Paralelamente, y de forma pacífica, una gran cantidad de ciudadanos inundarán las calles de las grandes ciudades para celebrarlo.
Esta compleja situación fue definitiva para que el monarca decidiera abandonar el país, sin renunciar a sus derechos dinásticos, y marchar a su exilio.

 
Alcalá Zamora (187-1948).
Mientras, en Madrid, los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián constituirán un gobierno provisional y proclaman la Segunda República en España. Al frente se coloca como presidente el cordobés Niceto Alcalá Zamora. En este primer gobierno estarán representado tanto republicanos como socialistas, además de nacionalistas gallegos y catalanes, quedando fuera del mismo los monárquicos (lógicamente), comunistas, anarquistas y nacionalistas vascos.
Entre las primeras decisiones que toma este primer gobierno estuvo la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes, las cuales tendrán previsto celebrarse el 28 de junio.
Entre tanto llevará a cabo las primeras medidas de urgencias entre la que se encontró una amnistía general para los presos políticos, la proclamación de libertades políticas y sindicales o el nombramiento de altos cargos en la administración.
Todas estas primeras medidas, junto con las promesas de cambio del nuevo sistema, le otorgaron un importante respaldo social al régimen, aunque no faltaron los sectores críticos. Entre estos últimos se encontraban los grandes propietarios agrícolas, parte del ejército o la Iglesia, encabezada por el cardenal Segura, muy crítico con la República y más tras los movimientos anticlericales que se sucedieron en las calles españolas.
Así llegamos al 28 de junio. Tienen lugar las elecciones generales donde se alcanza una alta participación que supera el 70% y donde la victoria recayó sobre la coalición republicano-socialista, quienes obtuvieron 250 diputados sobre los 464 que formaban las Cortes.
La mayor labor legislativa de este periodo fue, sin duda, la elaboración y promulgación de una nueva Constitución, poniendo punto y final a la que ha sido la más longeva de nuestras cartas magnas, la Constitución de 1876.

 La Constitución republicana de 1931 fue muy avanzada para su época con un marcado carácter progresista y democrático. En ella se define a España como una república y se establece al pueblo como soberano, emanando todos los poderes de él mismo.
Se asegura la división de poderes, con un legislativo representado por unas cortes unicamerales. El poder ejecutivo recae en el gobierno y el judicial en jueces independientes.
Se establece la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, además del derecho a la educación y al trabajo, lo que deja patente su marcado carácter social.
El voto se establece para todos aquellos ciudadanos mayores de 23 años y se concede por primera vez en España el voto a las mujeres. Además se afirma a España como un país laico, sin ninguna religión oficial.
La Constitución fue aprobada por una amplia mayoría, aunque tras importantes debates, lo que dejó en evidencia las profundas diferencias entre la izquierda y la derecha, sobre todo, en cuestiones religiosas.

Extracto de la Constitución republicana de 1931.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El Tratado de Verdún.


Ya analizamos en una ocasión anterior el Imperio de Carlomagno, el cual supuso un intento por renacer el esplendor del antiguo Imperio Romano.
Pero su muerte en el año 814 va a truncar este deseo. Le va a suceder su único hijo superviviente, Luis, apodado el Piadoso (814-840), un monarca con poco carácter y débil que provocó el desvanecimiento de la gran obra de su progenitor.

Carlomagno y su hijo Ludovico Pío.
El tratado de Verdún fue firmado en el año 843 por los tres nietos de Carlomagno, Lotario, Carlos el Calvo y Luis el Germánico, suponiendo la división de un imperio que ya nunca volverá a unirse. Cerró un periodo de continuas luchas por el poder, además de suponer el nacimiento de dos nuevos estados que llegarán hasta nuestros días, Francia y Alemania.
Contraviniendo los consejos de su padre, Ludovico Pio (también llamado así) dejó que el Papa,  en este caso Esteban IV, le coronase emperador en Reims, lo que le arrogaba a éste la capacidad de nombrar emperadores, poniendo de manifiesto la superioridad del poder espiritual sobre el terrenal, del Papa sobre el emperador. Fue un acto de sumisión que su padre no hubiera permitido.
Desde un principio la intención de Ludovico Pio siempre fue la de mantener la unidad del imperio, a pesar de que con ello rompía con la tradición franca del reparto equitativo de la herencia entre los sucesores.

Lotario, primogénito de Luis el Piadoso.
De esta forma en el año 817 publica la “Ordinatio Imperii”, una disposición según la cual el imperio y la mayor parte de sus territorios pasarían a su primogénito Lotario, mientras que al resto de sus hijos les otorgaba una serie de territorios periféricos y siempre subordinados a Lotario. Pero la muerte de sus principales colaboradores, quienes apoyaban esta idea, y la guerra intestina entre sus vástagos, truncó esta nueva concepción del estado franco.
La situación se complicará aún más tras el nacimiento de un nuevo hijo de Ludovico, Carlos el Calvo, resultado de la relación del monarca con su segunda mujer, Judith. La intención de Ludovico fue la de otorgar a su nuevo vástago una dote territorial, a lo que sus hermanastros, Lotario, Luis y Pipino, se opusieron; estos van a revelarse contra su padre, derrotándolo de forma humillante en la batalla de Lügenfeld (833), pues el ejército de Ludovico se pasó al bando de sus hijos. Los hijos llegan incluso a destronar a su padre, pero ante el temor por parte de Pipino y Luis de que Lotario acrecentara su poder y prestigio, deciden devolvérselo.
En el año 839 muere Pipino. La intención del monarca fue la de otorgar sus territorios a Carlos, pero en este caso la nobleza aquitana se niega, mostrándose partidarios de que esos derechos pasaran al hijo de Pipino, Pipino II, abriéndose un nuevo conflicto en la ya difícil situación.
En el 840 muere Ludovico Pio, y Lotario, en virtud de lo dispuesto por su padre en la “ordinatio imperii”, intenta imponer sus derechos. Estalla de esta forma el conflicto entre éste y sus dos hermanos que logran derrotar al primero en la batalla de Fontenay (841).
Carlos y Luis van a reforzar su unión en los llamados “Juramentos de Estraburgo” (842) donde se consolida la división del imperio y ambos hermanos, junto a sus generales, se juran fidelidad y no realizar trato alguno con Lotario sin el acuerdo mutuo. La importancia de ese documento trasciende lo político, pues supone el más antiguo documento que se conserva en francés y alemán primitivo.
En este clima de inestabilidad se hace necesario un acuerdo entre los tres hermanos. Tras largos meses de negociación se llegará a un acuerdo, el Tratado de Verdún (843) donde se reafirma la división irrevocable del imperio.

División del Imperio Carolingio tras el Tratado de Verdún (843).

Carlos el Calvo recibe la parte occidental, origen de la actual Francia, Luis el Germánico la oriental (origen de Alemania) y Lotario una estrecha franja central que iba desde el mar del Norte hasta el norte de Italia, incluyendo las dos cortes imperiales, Aquisgrán y Roma.
El título imperial continuaba en manos de Lotario pero siendo algo nominal y sin nigún tipo de autoridad sobre sus hermanos. Además en este tratado se establece que los territorios repartidos forman parte del antiguo Imperio Franco y los tres hermanos ostentarían el título de “rey de los francos”.
Lamentablemente esto significaba el desmembramiento del Imperio de Carlomagno, un imperio que apenas sobrevivió a su muerte. La ratificación de esta división tendrá lugar en tratados posteriores como fueron Mersen (870) y Ribemont (880).
Pero esta no fue la única consecuencia que tendría este tratado, sino que presenta otras más profundas e importantes en el devenir histórico. Entre ellas va a destacar la pérdida de poder real en favor de la nobleza. Los reyes cederán parte de su poder para ganarse el apoyo de los señores, algo que se convirtió en fundamental durante esos años de conflictos. El régimen feudo-vasallático propio de la Edad Media, donde el monarca sólo era “uno entre iguales” (primus interpares), tiene aquí su consagración.

domingo, 28 de abril de 2013

Los Visigodos e Hispania.

La época romana supuso la creación de la primera unidad territorial de la península Ibérica. Bajo el yugo romano, Hispania vivió varios siglos de prosperidad llegando a convertirse en una de las zonas más romanizadas del Imperio.

División del Imperio Romano (395 d.c.) y la penetración de pueblos bárbaros.
El progresivo debilitamiento del Estado Romano, ya patente en el siglo III de nuestra era, permitió la penetración de numerosos pueblos bárbaros en el territorio imperial. Desde el siglo V estas invasiones fueron cada vez más frecuentes, lo que propiciará, en poco tiempo, su caída.

Distribución de los pueblos bárbaros en Hispania (siglo V).
En cuanto a la Península Ibérica, los primeros pueblos en llegar serán, a partir del año 409, Suevos, que ocuparán el noroeste de la península, Alanos, que se asientan en la meseta, y Vándalos, al sur. En este contexto se producirá la llegada de otro pueblo invasor, los Visigodos.
Los visigodos constituían una de las ramas en las que se dividieron los Godos, pueblo germánico procedente del norte de Europa (posiblemente de la actual Suecia). Desde aquí fueron desplazándose paulatinamente hacia el sur hasta quedar establecidos en el siglo II d.c. en la región de la actual Ucrania. Es aquí donde se dividen en las dos ramas mencionadas:  los Ostrogodos (o godos de oriente) que permanecerán por el momento por estas regiones, y los Visigodos (o godos de occidente) que continuarán su marcha hacia el oeste. Ya en el año 270 d.c. se constata el asentamiento de los Visigodos  en la Dacia como federados del Imperio, por lo que debían apoyo militar a los romanos a cambio del asentamiento pacífico en estas regiones (estos pactos se conocen como foedus).
Posteriormente, y como consecuencia del empuje de los Hunos, pueblo de las estepas asiáticas, los Visigodos se ven obligados a penetrar en el Imperio, lo que les fue permitido en principio; pero los enormes abusos a los que fueron sometidos provocó su sublevación llegando al enfrentamiento directo con Roma, acontecimiento que tendrá su episodio más destacado en la batalla de Adrianápolis (378 d.c.). La victoria del ejército visigodo, tres veces inferior al romano, fue espectacular, lo que les permitió llegar a la misma Roma, aunque no pudieron tomarla. Se dirigen a Constantinopla, fracasando en su intento de conquista, por lo que quedan asentados en los Balcanes.

Entierro de Alarico, de Heinrich Leutemann (1895).
Con el emperador Teodosio establecen un nuevo pacto, aunque la muerte de éste y la división del Imperio que hizo entre sus hijos Honorio (hereda la parte occidental del Imperio) y Arcadio (emperador de oriente) provocó un vacío de poder que aprovecharán los visigodos de Alarico para iniciar campañas de devastación por el Imperio de Occidente. Alarico llega a sitiar Roma, hasta que finalmente consigue asaltarla y asolarla durante tres días (año 410). Alarico intenta asestar un golpe definitivo al Imperio trasladándose a África, pero fracasa, por lo que decide dirigirse al norte de Italia, donde muere. Es su sucesor Ataulfo quien decide continuar las campañas hacia la Galia donde se instalan en el año 411. En el año 416 firman la federación con Roma a cambio de expulsar a los pueblos bárbaros que se habían instalado en la península Ibérica. En el año 418 Roma les otorga definitivamente el foedus. Se asientan en el sur de la Galia y se crea el Reino de Tolosa.
Entre los años 416 y 476 logran acabar con Alanos y Vándalos ( estos últimos se trasladan al norte de África) en Hispania, mientras que los Suevos quedan confinados en el noroeste.
Con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476, momento en que su último emperador Rómulo Augústulo es depuesto por Odoacro, rey de los Hérulos, el reino visigodo, que se extendía desde el Loira al Tajo, alcanzará su independencia, consolidando su poder tanto en la Galia como en Hispania.
Pero pronto los visigodos recibirán la presión de otro pueblo germánico, los Francos, quienes finalmente, y tras la batalla de Vovillé (507) logran expulsar a los visigodos de la Galia, quienes se trasladan a Hispania, situando su nueva capital en Toledo. Se cree que el número de visigodos que llegaron a la Península fue escaso, entre 150.000 y 250000, frente a una población hispanoromana de unos cuatro millones de habitantes (aunque esto depende de las fuentes consultadas, pues hay quien eleva la cifra hasta los seis millones), a los que controlaron sin grandes esfuerzos. El carácter belicista y guerrero de este pueblo, unido a la poca fuerza de la nobleza hispanoromana, explican el rápido control del territorio.
Ya instalados en Hispania, y desde su capital de Toledo, los visigodos van a llevar a cabo la unificación del territorio. Estos fueron muy impopulares desde un principio; el intento por imponer su lengua y costumbres contribuyó a ello. Esto explica su derrota frente a los bizantinos de Justiniano (518-565) quienes ocupan el sur de la península, desde Huelva a Cartagena.

La península Ibérica en torno al año 560.

Leovigildo (572-586) será quien acabe con los suevos, confinados en la zona de la actual Galicia (585), controla la Bética, reduce la presencia bizantina en el sur, además de lograr el control sobre determinados grupos indígenas del norte como vascones, cántabros y astures.
En la bética tuvo que hacer frente a la sublevación de su hijo Hermenegildo, quien con apoyo bizantino, se convierte al catolicismo (los visigodos profesaban el arrianismo) y se levanta en armas. El foco del levantamiento se centró en Sevilla, ciudad que fue sitiada y tomada por Leovigildo en el 584. Hermenegildo es apresado y exiliado en Tarragona, donde muere asesinado.
Desde el punto de vista jurídico Leovigildo promulgó el llamado "Codex Revisus", donde se promueve la igualdad legal entre visigodos e hispanoromanos, derogando la ley que prohibía los matrimonios mixtos.

La península Ibérica durante los reinados de Leovigildo y Recaredo.
El principal problema al que se enfrentó Leovigildo fue la confrontación religiosa entre visigodos, de credo arriano, y la población peninsular, de confesión católica. Sin embargo ese problema se resolverá con su hijo y sucesor Recaredo I (586-601), quien se convierte al catolicismo, no sin tensiones, pues tuvo que hacer frente a la sublevación del clero visigodo que contó con apoyo franco. La mala coordinación entre los rebeldes permitió su derrota.
Conversión de Recaredo, de Muñoz Degrain (1888).
Será finalmente en el Tercer Concilio de Toledo (589) donde se confirme la conversión al catolicismo, consiguiéndose de este modo la unidad religiosa del reino.
Con Suintila (621-631) se consigue la rendición de los vascones y la expulsión definitiva de los bizantinos del sur, quienes desde la época de Sisebuto (612-621) habían reducido su presencia al Algarbe, completándose la unidad territorial de la península.
Suintila intentó en vano adoptar el carácter hereditario en la monarquía, además de fortalecer el poder del monarca frente a la nobleza. Esto provocó una sublevación por la que fue depuesto. En el IV Concilio de Toledo fue excomulgado, confirmado el carácter electivo de la corona y elegido su sucesor, Sisenando (631-636). Este último tuvo que hacer frente a una importante sublevación por parte de los partidarios de Suintila, centrado en la Bética, pero que finalmente controla gracias al apoyo del reino franco.

Corona de Recesvinto.
Recesvinto (649-672) promulgó el "Liber Iudiciorum" (654), magna ley basada en el derecho romano que derrogaba todas las anteriores y que ponía fin a las desigualdades jurídicas entre godos e hispanos.
En el plano político no pudo evitar el progresivo debilitamiento de la monarquía visigoda, cuyo carácter electivo fue un factor de constante inestabilidad.
Wamba (672-680) intentó acabar con todas estas distensiones políticas, lo que desembocó en una nueva revuelta nobiliaria y su caída en el 680.
Le seguirán treinta años de enorme inestabilidad en el reino que culminará con la llegada al trono de Rodrigo (710-711) muy cuestionado por determinados sectores de la nobleza y los herederos de su  predecesor Witiza. Se inició una nueva lucha por el poder, donde los witizanos, que apoyaban la subida al trono de Agila II, hijo de Witiza, reclaman la ayuda de los musulmanes del norte de África. Estos, al mando de Tarik, desembarcan en Gibraltar venciendo a los ejércitos de Don Rodrigo en la batalla del Guadalete (711). Los conflictos internos de la monarquía visigoda y la indiferencia mostrada por la población, explican la caída del reino visigodo y la rápida expansión musulmana por la península. Una nueva etapa en la Historia de España daba comienzo. Nace de esta forma Al-Andalus, abriendo un periodo de más de siete siglos de presencia musulmana.

sábado, 27 de abril de 2013

El desastre de Annual.


En 1898 España perdió, a manos de EEUU, todas sus posesiones de ultramar, restos de un gran imperio forjado tras el descubrimiento de América en 1492. Pero en África, en torno a 1860, España había iniciado una importante actividad expansiva que se verá reforzada a principios del siglo XX.
Tras la Conferencia de Algeciras (1906) y el posterior tratado con Francia de 1912, ambos países se van a repartir el norte de Marruecos. España va a consolidar de esta forma su presencia en el continente africano.
En virtud de ambos tratados se establece un protectorado franco-español, ocupando España la zona del Rif. Se trata de una franja montañosa con escaso valor económico. El interés español se centraba en las posibilidades mineras de la región (demostradas escasas más tarde) o la construcción del ferrocarril, pero sobre todo, lo que va a buscar es la restauración del prestigio del ejército español, muy devaluado tras el Desastre del 98.

Protectorado español tras los acuerdos con Francia en 1906 y 1912.

La opinión pública en el país no pensaba lo mismo. Existía en la población un sentimiento general de rechazo hacia la guerra colonial, sobre todo entre las clases populares, de donde se reclutaban la gran mayoría de los soldados. Los defensores del expansionismo eran realmente pocos, quizás una parte del ejército vinculado a la figura del rey Alfonso XIII y que eran denominados como africanistas.

Abd El-Krim  (1882-1963).
Pero el control y pacificación de esta región no va a ser nada fácil para el gobierno español, más bien todo lo contrario. La oposición por parte de la población indígena del Rif fue constante desde un principio. Organizados en cabilas  hacían frente al ejército español. Surgieron numerosos líderes entre los que destacaron Al-Raisuni, pero sobre todo, Abd El-Krim, quien se alzará como uno de los más fieros enemigos de la ocupación española. Nacido en Axdir (actual Marruecos) estudió derecho en la Universidad de Salamanca, sirviendo como traductor en la administración colonial española en Melilla.

El ejército español en el Rif estaba compuesto por la Legión, tropas de regulares, mal preparados y equipados, y por tropas indígenas, muchas de las cuales se rebelaron contra los españoles una vez iniciadas las hostilidades.
Estas circunstancias explican los numerosos reveses que sufrieron las fuerzas españolas, como lo ocurrido en 1909 en el Barranco del Lobo, donde murieron más de 1000 soldados españoles.
Tras estos acontecimientos, el gobierno de Maura decide aumentar la presencia militar en la región, por lo que moviliza fuerzas reservistas, contexto en el que se enmarcan los hechos de la Semana Trágica de Barcelona, una revuelta popular contra la guerra de Marruecos.
A partir de los años veinte y tras el paréntesis de la Primera Guerra Mundial, las acciones de los rebeldes rifeños se van a multiplicar. Como respuesta, el gobierno español intenta poner en marcha varias iniciativas con el objetivo de lograr el control definitivo del protectorado. De este modo colocan al frente de las tropas coloniales al general Silvestre, personaje muy vinculado al monarca y partidario, al igual que éste, del ataque a las tribus norteñas.
En el verano de 1921 el general Silvestre decide llevar a cabo una importante operación contra la cabilas de Abd El-Krim. El objetivo principal consistía en llegar hasta el peñón de Alhucemas, zona con fuerte presencia de rebeldes.

Operaciones militares durante el conflicto de Annual.

La retirada  tras el fuerte empuje rifeño, llevada a cabo sin apoyo de artillería, se convirtió en una verdadera carnicería, pereciendo más de 13.000 hombres, entre los que se encontró el propio general Silvestre.
La derrota de Annual provocó un enorme debate en la opinión pública centrada sobre todo en la deficiente organización del ejército; los soldados eran enviados a la zona de guerra mal pertrechados, incorporados al frente con un solo mes de instrucción cuando la legislación vigente obligaba al menos a tres meses; muchos calzaban alpargatas, los fusiles eran antiguos y escaseaba la munición y las piezas de artillería. A todo esto se unió la torpe actuación del general, una actuación que rayó la negligencia.

Más de 13.000 soldados perecieron en Annual.
El debate social se trasladó al Parlamento donde republicanos y socialistas pedirán la depuración de responsabilidades y la retirada inmediata de las fuerzas africanas. Mientras, en las calles se sucedieron importantes protestas, sobre todo en las grandes ciudades.
Toda esta presión permitió la creación de una comisión militar encargada de investigar lo sucedido. Fue el llamado Expediente Picasso, encargado al general de división Juan Picasso, quien tuvo que hacer frente a numerosas trabas impuestas desde el gobierno y el propio ejército.

Caricatura irónica sobre el Expediente Picasso.
El informe rebelaba cuestiones muy espinosas que suponían la implicación directa del soberano en el desastre. Sin embargo, el informe tuvo poco recorrido, pues antes de que el Congreso emitiera un dictamen al respecto tuvo lugar el golpe de estado del general Miguel Primo de Rivera (13 de septiembre de 1923) quien, con el beneplácito del rey, se hizo con las riendas del gobierno.
La crisis política, los problemas sociales, pero sobre todo la crisis colonial, impulsan a Primo de Rivera a dar el golpe, instaurando una dictadura que no depurará responsabilidades por estos acontecimientos, quizás porque la cuestión hubiera llegado muy arriba, implicando a altos cargos miliares, políticos y al propio rey.
Durante la dictadura el problema colonial fue un asunto central para Primo de Rivera, llegando incluso a asumir el Alto Comisionado de Marruecos en 1924.  En 1925 y con apoyo francés, se organizó un desembarco en Alhucemas, una operación que resultó exitosa y tras la cual el líder rifeño Abd El-Krim se rinde y se entrega al ejército francés. En 1927 se dio por concluida la ocupación y el control sobre el protectorado.

viernes, 15 de febrero de 2013

La Gran Armada.

Uno de los acontecimientos que a lo largo de la Historia más ha contribuido al desprestigio de España es, sin duda, el fracaso de la Gran Armada, o también conocida como la Armada Invencible, término atribuible a la propaganda inglesa del momento y que contribuyó al reforzamiento de la Leyenda Negra española.

Felipe II (1527-1598).
Me gustaría comenzar aclarando un aspecto importate, pues el objetivo que perseguía Felipe II con la creación de esta enorme escuadra no era la de invadir y anexionar Inglaterra, como generalmente se cree, sino más bien tomar la isla y deponer a la reina Isabel I, quien con su política de hostigamiento marítimo a España estaba provocando cuantiosas pérdidas a la corona.
Podemos afirmar que las relaciones entre ambos países, al menos hasta 1568, se mantuvieron en parámetros pacíficos, pues ambos centraban sus miras en la cada vez más poderosa Francia, en estos momentos gobernada por Enrique II. Durante el reinado del emperador Carlos los conflictos entre España e Inglaterra fueron escasos, siendo el acertado juego diplomático del monarca español lo que permitiera el matrimonio entre su hijo Felipe y María Tudor, hija de Enrique VIII. Ésta reinará Inglaterra entre 1554 y 1558, momento éste de su muerte sin herederos, lo que provocó el ascenso al trono de su hermanastra Isabel I.
Pero como hemos indicado anteriormente y centrándonos en el tema que nos ocupa, es a partir de 1568 cuando estas relaciones, digamos "amistosas", se tornan, y es que la actividad corsaria inglesa se va a intensificar.

Francis Drake (1540-1596).
Sobre estas fechas el pirata inglés John Hawkins arrasó Veracruz, uno de los grandes puertos americanos en la Carrera de Indias. Hawkins, quien logró escapar por poco tras estos hechos, iba acompañado por un joven que daría enormes quebraderos de cabeza a la corona española, Francis Drake. Este último será el protagonista de una importante expedición a centroamérica en 1572, donde saqueó varias ciudades, haciéndose con un enorme botín de plata  que llevó a Inglaterra. En 1577 será de nuevo Drake quien tras atravesar el estrecho de Magallanes, remonta Sudamérica llegando a El Callao, ciudad que saquea. Más tarde realiza nuevos ataques a la flota española escapando finalmente por el Pacífico, completando la vuelta al mundo antes de regresar a Inglaterra. Tan importante gesta le valió ser armado como Caballero por la propia Isabel I.
Pero ahí no quedarán las correrías del corsario inglés; en 1585, al mando de 25 naves y más de 2000 hombres, saquea Vigo, luego se dirige a América, donde hace lo propio en Santo Domingo, toma y arrasa Cartagena de Indias y San Agustín de Florida. Estos acontecimientos van a  precipitar los acontecimientos. Felipe II sopesa la situación; el creciente acoso marítimo inglés junto al apoyo sajón a los rebeldes de los Países Bajos son motivos más que suficientes para el inicio de las hostilidades. Para mas inri, Isabel I perpetúa el anglicanismo en Inglaterra. Felipe II lo tuvo claro, comienza de esta forma la guerra anglo-española.
La decisión ya estaba tomada en 1586. Una gran armada partiría hacia Inglaterra y depondría a su reina. El proyecto inicial fue ideado por Álvaro de Bazán, gran marino al servicio de la corona, quien prefería el ataque directo partiendo desde la penímsula. Sin embargo esta idea fue modificada tras su encuentro con Alejandro Farnesio. Este último prefería una primera parada en los Países Bajos, donde un nutrido ejército sería embarcado. De esta manera se evitaría el tránsito por el Atlántico, mucho más peligroso que atravesar el Canal de la Mancha. Mientras los españoles preparaban la operación, Drake lanza de nuevo sus zarpas contra España; en 1587 ataca Cádiz.

El plan comenzó mal desde el principio. Álvaro Bazán muere a principios de 1588 y su sustituto, un incrédulo duque de Medina Sidonia, sin experiencia en el mar, se hace cargo de la operación.
La flota, compuesta por 130 naves, 8000 marinos  y 19000 soldados parte de Lisboa el 20 de mayo de 1588. El mal tiempo sorprende a la flota, que se ve obligada a fondear en La Coruña durante más de un mes. El 22 de julio parten hacia los Países Bajos, llegando a Calais el 6 de agosto, sucediéndose en el trayecto varias reyertas con los ingleses que no provocan daños serios. Nuevos ataques ingleses tienen lugar en este indefenso puerto, provocando varios hundimientos en la escuadra española. Una vez reorganizada la flota los españoles salen a la captura de las naves inglesas, que aprovechando su superioridad de maniobra, eran barcos más ligeros, logran escapar, además de provocar, dada su eficaz artillería, importantes bajas. La llamada batalla de las Gravelinas se decanta del lado inglés.
Tras este primer envite, las condiciones meteorológicas harán que la flota española no pueda volver al Canal de la Mancha, por lo que no tendrán otra opción que bordear las islas. Y será esto, junto a los ataques de los barcos ingleses y holandeses, lo que consume el desastre. Muchos navíos se vieron obligados a desembarcar en Escocia e Irlanda, donde las tripulaciones fueron masacradas. Otros corrieron mejor suerte escapando hacia Noruega. El resto de la flota, unos 66 barcos, irán llegando a los puertos del norte de la península. La mitad de la flota se había perdido y el intento de invasión de Inglaterra desvanecido. Rotundo fracaso que el rey Prudente  sentenció en una frase: "yo no mandé a mis naves a luchar contra los elementos".

"Defensa de Cádiz contra los Ingleses", Zurbarán (1634).


Sin duda, y fruto de la Leyenda Negra, las consecuencias de esta derrotan siempre han sido exageradas. Bien es cierto que España perdió gran parte de su flota y prestigio, pero su poderío, todavía patente, hizo que su comercio con América no se viera afectado más allá de lo que venía siendo habitual. La piratería inglesa redobló sus tropelías, aunque sufrieron importantes reveses a partir de 1590, y es que los intentos por tomar La Coruña, Lisboa o las Azores terminaron en fracaso. Igual suerte corrió una expedición inglesa a Las Antillas, donde además murieron Drake y Hawkins. Tras esto los ingleses atacan Cádiz en 1596, apoderándose de un fuerte botín de oro procedente de América.
En 1604 ambos países firman la paz. Será éste un importante punto de inflexión, pues a partir de este momento Inglaterra verá en el mar una oportunidad de crecimiento que se consumará a partir de mediados del siglo XVII, y España por su parte, perdió la oportunidad de asestar un golpe definitivo a una de sus grandes rivales.