En 1898 España perdió, a manos de EEUU, todas sus posesiones de ultramar, restos de un gran imperio forjado tras el descubrimiento de América en
1492. Pero en África, en torno a 1860, España había iniciado una importante actividad
expansiva que se verá reforzada a principios del siglo XX.
Tras la Conferencia de Algeciras (1906) y el posterior tratado con
Francia de 1912, ambos países se van a repartir el norte de Marruecos. España
va a consolidar de esta forma su presencia en el continente africano.
En virtud de ambos tratados se establece un protectorado
franco-español, ocupando España la zona del Rif. Se trata de una franja
montañosa con escaso valor económico. El interés español se centraba en las
posibilidades mineras de la región (demostradas escasas más tarde) o la
construcción del ferrocarril, pero sobre todo, lo que va a buscar es la
restauración del prestigio del ejército español, muy devaluado tras el Desastre
del 98.
Protectorado español tras los acuerdos con Francia en 1906 y 1912. |
La opinión pública en el país no pensaba lo mismo. Existía en la población
un sentimiento general de rechazo hacia la guerra colonial, sobre todo entre
las clases populares, de donde se reclutaban la gran mayoría de los soldados.
Los defensores del expansionismo eran realmente pocos, quizás una parte del
ejército vinculado a la figura del rey Alfonso XIII y que eran denominados como
africanistas.
Abd El-Krim (1882-1963). |
El ejército español en el Rif estaba compuesto por la Legión, tropas de regulares, mal preparados y equipados, y por tropas indígenas, muchas de las cuales se rebelaron contra los españoles una vez iniciadas las hostilidades.
Estas circunstancias explican los numerosos reveses que sufrieron las
fuerzas españolas, como lo ocurrido en 1909 en el Barranco del Lobo, donde
murieron más de 1000 soldados españoles.
Tras estos acontecimientos, el gobierno de Maura decide aumentar la
presencia militar en la región, por lo que moviliza fuerzas reservistas,
contexto en el que se enmarcan los hechos de la Semana Trágica de Barcelona,
una revuelta popular contra la guerra de Marruecos.
A partir de los años veinte y tras el paréntesis de la Primera Guerra
Mundial, las acciones de los rebeldes rifeños se van a multiplicar. Como
respuesta, el gobierno español intenta poner en marcha varias iniciativas con el
objetivo de lograr el control definitivo del protectorado. De este modo colocan al
frente de las tropas coloniales al general Silvestre, personaje muy vinculado
al monarca y partidario, al igual que éste, del ataque a las tribus norteñas.
En el verano de 1921 el general Silvestre decide llevar a cabo una
importante operación contra la cabilas de Abd El-Krim. El objetivo principal
consistía en llegar hasta el peñón de Alhucemas, zona con fuerte presencia de
rebeldes.
Operaciones militares durante el conflicto de Annual. |
La retirada tras el fuerte
empuje rifeño, llevada a cabo sin apoyo de artillería, se convirtió en una
verdadera carnicería, pereciendo más de 13.000 hombres, entre los que se
encontró el propio general Silvestre.
La derrota de Annual provocó un enorme debate en la opinión pública
centrada sobre todo en la deficiente organización del ejército; los soldados eran enviados a la zona de guerra mal
pertrechados,
incorporados al frente con un solo mes de instrucción cuando la legislación
vigente obligaba al menos a tres meses; muchos calzaban alpargatas, los fusiles eran antiguos y escaseaba
la munición y las piezas de artillería. A todo esto se unió la torpe actuación
del general, una actuación que rayó la negligencia.
Más de 13.000 soldados perecieron en Annual. |
El debate social se trasladó al Parlamento donde republicanos y
socialistas pedirán la depuración de responsabilidades y la retirada inmediata
de las fuerzas africanas. Mientras, en las calles se sucedieron importantes
protestas, sobre todo en las grandes ciudades.
Toda esta presión permitió la creación de una comisión militar
encargada de investigar lo sucedido. Fue el llamado Expediente Picasso,
encargado al general de división Juan Picasso, quien tuvo que hacer frente a
numerosas trabas impuestas desde el gobierno y el propio ejército.
Caricatura irónica sobre el Expediente Picasso. |
El informe rebelaba cuestiones muy espinosas que suponían la
implicación directa del soberano en el desastre. Sin embargo, el informe tuvo
poco recorrido, pues antes de que el Congreso emitiera un dictamen al respecto tuvo
lugar el golpe de estado del general Miguel Primo de Rivera (13 de septiembre
de 1923) quien, con el beneplácito del rey, se hizo con las riendas del
gobierno.
La crisis política, los problemas sociales, pero sobre todo la crisis
colonial, impulsan a Primo de Rivera a dar el golpe, instaurando una dictadura
que no depurará responsabilidades por estos acontecimientos, quizás porque la
cuestión hubiera llegado muy arriba, implicando a altos cargos miliares,
políticos y al propio rey.
Durante la dictadura el problema colonial fue un asunto central para
Primo de Rivera, llegando incluso a asumir el Alto Comisionado de Marruecos en
1924. En 1925 y con apoyo francés, se
organizó un desembarco en Alhucemas, una operación que resultó exitosa y tras
la cual el líder rifeño Abd El-Krim se rinde y se entrega al ejército francés.
En 1927 se dio por concluida la ocupación y el control sobre el protectorado.
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