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viernes, 15 de febrero de 2013

La Gran Armada.

Uno de los acontecimientos que a lo largo de la Historia más ha contribuido al desprestigio de España es, sin duda, el fracaso de la Gran Armada, o también conocida como la Armada Invencible, término atribuible a la propaganda inglesa del momento y que contribuyó al reforzamiento de la Leyenda Negra española.

Felipe II (1527-1598).
Me gustaría comenzar aclarando un aspecto importate, pues el objetivo que perseguía Felipe II con la creación de esta enorme escuadra no era la de invadir y anexionar Inglaterra, como generalmente se cree, sino más bien tomar la isla y deponer a la reina Isabel I, quien con su política de hostigamiento marítimo a España estaba provocando cuantiosas pérdidas a la corona.
Podemos afirmar que las relaciones entre ambos países, al menos hasta 1568, se mantuvieron en parámetros pacíficos, pues ambos centraban sus miras en la cada vez más poderosa Francia, en estos momentos gobernada por Enrique II. Durante el reinado del emperador Carlos los conflictos entre España e Inglaterra fueron escasos, siendo el acertado juego diplomático del monarca español lo que permitiera el matrimonio entre su hijo Felipe y María Tudor, hija de Enrique VIII. Ésta reinará Inglaterra entre 1554 y 1558, momento éste de su muerte sin herederos, lo que provocó el ascenso al trono de su hermanastra Isabel I.
Pero como hemos indicado anteriormente y centrándonos en el tema que nos ocupa, es a partir de 1568 cuando estas relaciones, digamos "amistosas", se tornan, y es que la actividad corsaria inglesa se va a intensificar.

Francis Drake (1540-1596).
Sobre estas fechas el pirata inglés John Hawkins arrasó Veracruz, uno de los grandes puertos americanos en la Carrera de Indias. Hawkins, quien logró escapar por poco tras estos hechos, iba acompañado por un joven que daría enormes quebraderos de cabeza a la corona española, Francis Drake. Este último será el protagonista de una importante expedición a centroamérica en 1572, donde saqueó varias ciudades, haciéndose con un enorme botín de plata  que llevó a Inglaterra. En 1577 será de nuevo Drake quien tras atravesar el estrecho de Magallanes, remonta Sudamérica llegando a El Callao, ciudad que saquea. Más tarde realiza nuevos ataques a la flota española escapando finalmente por el Pacífico, completando la vuelta al mundo antes de regresar a Inglaterra. Tan importante gesta le valió ser armado como Caballero por la propia Isabel I.
Pero ahí no quedarán las correrías del corsario inglés; en 1585, al mando de 25 naves y más de 2000 hombres, saquea Vigo, luego se dirige a América, donde hace lo propio en Santo Domingo, toma y arrasa Cartagena de Indias y San Agustín de Florida. Estos acontecimientos van a  precipitar los acontecimientos. Felipe II sopesa la situación; el creciente acoso marítimo inglés junto al apoyo sajón a los rebeldes de los Países Bajos son motivos más que suficientes para el inicio de las hostilidades. Para mas inri, Isabel I perpetúa el anglicanismo en Inglaterra. Felipe II lo tuvo claro, comienza de esta forma la guerra anglo-española.
La decisión ya estaba tomada en 1586. Una gran armada partiría hacia Inglaterra y depondría a su reina. El proyecto inicial fue ideado por Álvaro de Bazán, gran marino al servicio de la corona, quien prefería el ataque directo partiendo desde la penímsula. Sin embargo esta idea fue modificada tras su encuentro con Alejandro Farnesio. Este último prefería una primera parada en los Países Bajos, donde un nutrido ejército sería embarcado. De esta manera se evitaría el tránsito por el Atlántico, mucho más peligroso que atravesar el Canal de la Mancha. Mientras los españoles preparaban la operación, Drake lanza de nuevo sus zarpas contra España; en 1587 ataca Cádiz.

El plan comenzó mal desde el principio. Álvaro Bazán muere a principios de 1588 y su sustituto, un incrédulo duque de Medina Sidonia, sin experiencia en el mar, se hace cargo de la operación.
La flota, compuesta por 130 naves, 8000 marinos  y 19000 soldados parte de Lisboa el 20 de mayo de 1588. El mal tiempo sorprende a la flota, que se ve obligada a fondear en La Coruña durante más de un mes. El 22 de julio parten hacia los Países Bajos, llegando a Calais el 6 de agosto, sucediéndose en el trayecto varias reyertas con los ingleses que no provocan daños serios. Nuevos ataques ingleses tienen lugar en este indefenso puerto, provocando varios hundimientos en la escuadra española. Una vez reorganizada la flota los españoles salen a la captura de las naves inglesas, que aprovechando su superioridad de maniobra, eran barcos más ligeros, logran escapar, además de provocar, dada su eficaz artillería, importantes bajas. La llamada batalla de las Gravelinas se decanta del lado inglés.
Tras este primer envite, las condiciones meteorológicas harán que la flota española no pueda volver al Canal de la Mancha, por lo que no tendrán otra opción que bordear las islas. Y será esto, junto a los ataques de los barcos ingleses y holandeses, lo que consume el desastre. Muchos navíos se vieron obligados a desembarcar en Escocia e Irlanda, donde las tripulaciones fueron masacradas. Otros corrieron mejor suerte escapando hacia Noruega. El resto de la flota, unos 66 barcos, irán llegando a los puertos del norte de la península. La mitad de la flota se había perdido y el intento de invasión de Inglaterra desvanecido. Rotundo fracaso que el rey Prudente  sentenció en una frase: "yo no mandé a mis naves a luchar contra los elementos".

"Defensa de Cádiz contra los Ingleses", Zurbarán (1634).


Sin duda, y fruto de la Leyenda Negra, las consecuencias de esta derrotan siempre han sido exageradas. Bien es cierto que España perdió gran parte de su flota y prestigio, pero su poderío, todavía patente, hizo que su comercio con América no se viera afectado más allá de lo que venía siendo habitual. La piratería inglesa redobló sus tropelías, aunque sufrieron importantes reveses a partir de 1590, y es que los intentos por tomar La Coruña, Lisboa o las Azores terminaron en fracaso. Igual suerte corrió una expedición inglesa a Las Antillas, donde además murieron Drake y Hawkins. Tras esto los ingleses atacan Cádiz en 1596, apoderándose de un fuerte botín de oro procedente de América.
En 1604 ambos países firman la paz. Será éste un importante punto de inflexión, pues a partir de este momento Inglaterra verá en el mar una oportunidad de crecimiento que se consumará a partir de mediados del siglo XVII, y España por su parte, perdió la oportunidad de asestar un golpe definitivo a una de sus grandes rivales.

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