Un espacio personal de reflexión sobre la Historia y otras curiosidades.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Las islas británicas, desde el dominio romano hasta Hasting.


Origen de los pueblos invasores.
Dentro del proceso de invasiones que sufre el Imperio Romano se enmarca la llegada de distintos pueblos bárbaros a las islas británicas. Serán fundamentalmente Yutos, anglos y sajones. Estos pueblos, al igual que los francos, tienen su núcleo original en el área de Jutlandia y Escandinavia, desde donde inician un proceso de emigración hacia occidente penetrando en los dominios romanos.
La presencia romana en las islas se remonta a tiempos de Julio César (54 a.c.), aunque no fue hasta el año 43 d.c. cuando Claudio toma Britania en nombre de Roma y las convierte en provincia del Imperio.
Hacia mediados del siglo V se constata la llegada de los citados pueblos bárbaros a Britania, provincia que ya había sido prácticamente abandonada por Roma al retirar sus legiones y ocuparlas en la defensa contra las numerosas penetraciones bárbaras que se estaban produciendo.

Los siete estados constituidos (Heptarquía).
Los pueblos invasores fundarán siete estados: Kent (yutos), Northumbria, Mercia y Anglia (Anglos) y Essex, Wessex y Sussex (sajones).
Seguirán a partir de aquí unos años oscuros donde la información es realmente escasa, lo que ha dado alas a la imaginación y donde se sitúan las conocidas leyendas artúricas
Sí es verdad que se produjeron enfrentamientos entre estos estados en pugna por alcanzar la hegemonía en las islas. Será el rey sajón Egberto de Wessex (802-839) quien logre unificar bajo su soberanía a los reinos anglos.




Dominio danés en las islas británicas.
Los normandos comenzaron sus invasiones en el año 793 cuando saquean el monasterio de Lindisfarne (al norte de las islas), lo que tendrá su continuación a mediados del siglo IX con el comienzo de la conquista vikinga de las islas partiendo de Londres. Mientras, al norte del Támesis, serán los daneses los que dominen el territorio.
En el año 871, Alfredo el Grande se convierte en rey de Wesses. Éste iniciara una política expansiva que le llevará a derrotar a los daneses en Edington (878) y tomar Londres (885). Su nieto Etelstano (924-939) logra derrotar de nuevo a los daneses en Brunanburh, y establece relaciones diplomáticas con los francos.
Edgardo (959-975) se hace coronar rey por el arzobispo de Canterbury (973), gobernando sobre toda Inglaterra. Esto no podrá evitar una nueva invasión danesa de las islas, la cual culmina en el año 1013 bajo el reinado de Etelredo (978-1016), a pesar de que éste intenta evitar la invasión mediante el pago de tributos.
Canuto el Grande (1016-1035) es elegido rey en Londres y tras la muerte de su hermano Haraldo ocupa también el trono de Dinamarca (1019). Este será el punto de partida para la creación de un gran imperio que culmina con la conquista de Noruega en 1028. Knut (o Canuto) se casa con la viuda de Etelredo y se convierte al cristianismo. A su muerte se sucederán disputas por el poder que catapultarán al trono a Haroldo, hijo bastardo de Knut. A este le sucederá Eduardo el Confesor (1042-1066), hijo de Etelredo, organiza una administración que será controlada por normandos, lo que provocará disputas con los anglosajones, encabezados por el conde Godwin de Essex.
Tras la muerte de Eduardo accede al trono Haraldo II, hijo del conde Godwin, quien a pesar de derrotar a los noruegos en Stanfordbridge, cae ante el duque Guillermo de Normandía, apodado el Conquistador, en Hasting (1066), batalla en la que muere el propio soberano y con la que se inicia una nueva etapa en la historia de las islas británicas.

lunes, 12 de agosto de 2013

La Guerra de los Siete Años.

La Guerra de los Siete Años fue el conflicto armado que se desarrolló en Europa entre 1756 y 1763 y que va a dirimir la hegemonía continental y colonial.
La paz de Aquisgrán (1748), que ponía fin a las guerras austro-prusianas por el control de Silesia, no pudo resolver el contencioso existente. El descontento austriaco por la pérdida del susodicho territorio era mayúsculo y las reclamaciones para su devolución constantes.
Se abrirá entonces un periodo en el que las principales potencias europeas van a ir perfilando un complejo sistema de alianzas en previsión de nuevos acontecimientos.
La guerra se dirimirá en dos frentes, el continental por un lado, con el problema de Silesia de fondo, y el colonial, entre Francia e Inglaterra, por conseguir la hegemonía en ultramar.

Jorge II (1727-1760).
En 1755 el rey inglés Jorge II firma un tratado con Rusia buscando el apoyo de ésta en un posible enfrentamiento anglo-prusiano. Se trataba de un claro pacto contra el rey de Prusia, Federico II, cada vez más poderoso en centroeuropa y que podía llevar a una ruptura del equilibrio continental.
Pero como todos sabemos, el mundo de la política y de la diplomacia es complejo, y pocos meses después, Inglaterra y Prusia firman el Tratado de Westminster (1756) en virtud del cual Prusia actuaría en defensa de Hannover, territorio unido dinásticamente a Inglaterra. En Francia no daban crédito a este pacto, pues suponía su ruptura con Prusia y un necesario acercamiento a Austria, algo que no estaba bien visto ni por la opinión pública ni por ciertos sectores del gobierno.
Hay que decir que la reina María Teresa de Austria, por consejo del príncipe Kaunitz, intentaba desde 1750 un acercamiento a la Francia de Luis XV con el objetivo de hacer un frente común contra Prusia. En ese momento no fructificaron los negociaciones, pero tras el acuerdo anglo-prusiano todo iba a ser más sencillo.
De esta forma en mayo de 1756, Francia y Austria firman el Primer Tratado de Versalles donde acuerdan socorro mutuo en caso de ataque de un tercer país. Entre las clausulas también se especificaba que Austria no intervendría en la guerra naval de Francia contra Inglaterra, si no que el apoyo sería exclusivamente continental. Los dos bloques quedan de esta forma definidos.

Principales batallas y avances militares de los diferentes contendientes.

Ante las continuas reclamaciones territoriales por parte de Austria, en agosto de 1756, Federico II, gran político y mejor estratega, envía un ultimátum a Austria para que desistiera de Silesia, ultimátum que es rechazado. En respuesta a ello Prusia invade Sajonia, aliado de Austria, por sorpresa y sin mediar declaración de guerra.
Este hecho será aprovechado por el ya canciller austriaco Kaunitz para atraerse definitivamente a Francia. Se firma pues el Segundo Tratado de Versalles (1757) donde se reafirma la unión y acuerdan el reparto de Prusia entre el resto de estados alemanes, al unirse estos, con el emperador Francisco al frente, a la alianza franco-austriaca. También se une Rusia y Suecia, que tenían aspiraciones en la región de la Pomerania (costa norte de Alemania, junto al mar Báltico).
En cuestión numérica la superioridad aliada era aplastante: 130 mil austriacos, 110 mil rusos y 130 franceses frente a los 147 mil soldados prusianos. Pero esta coalición carecía de coordinación y de unos intereses muy dispares.
A favor de Prusia señalar la enorme disciplina de su ejército y su gran formación, a parte de disponer de oficiales competentes. Además Prusia contaba con el apoyo inglés.
Tras ocupar Sajonia, Federico II se lanza contra Bohemia con el objetivo de llegar a Praga, pero es derrotado en Kolin (junio de 1757) y tiene que replegarse a Sajonia.
En la batalla de Hastenbeck, Francia derrota al ejército inglés que defendía Hannover. Los ingleses se ven obligados a capitular y quedan cercados en Kloster-Seven. Hannover cae en manos francesas.
Mientras los suecos desembarcan en Pomerania y los rusos vencen en Jaegersdof, ocupando Prusia oriental. Los franceses siguen avanzando hacia Sajonia. El final de Federico II parecía cerca.
Pero Federico II, haciendo gala de su enorme astucia militar, y aprovechando la descoordinación y poca iniciativa por parte de sus adversarios, decide dirigirse hacia el oeste y hacer frente a Francia. El 5 de noviembre de 1757, en Rossbach, derrota al ejército francés a pesar de que le  superaban en número. Alentado por esta victoria avanza hacia Silesia al encuentro de los ejércitos austriacos, a los que derrota en Leuthen (5 de diciembre).
Los rusos van a reactivar el frente del norte y marchan sobre Brandeburgo, aunque son derrotados en Zondorf (25 de agosto). Los franceses, humillados tras su derrota en Rossbach, son obligados a abandonar Hannover tras el ataque inglés, ejército comandado por Fernando de Brunswick, lugarteniente de Federico II. Los prusianos también vencerán en Krefeld (1758) y Minden (1759), aunque en Bergen (1759) y Klostercamp (1760) la victoria cae del lado galo.

Federico II el Grande de Prusia.
En 1759 (12 de agosto) Federico II, en su intento por defender Berlín, sufre una rotunda derrota a manos de rusos y austriacos en la batalla de Kunersdorf. De nuevo parecía el final prusiano, pero una nueva descoordinación por parte aliada, los austriacos se dirigen a Silesia y los rusos a Berlín, le da tiempo suficiente a Federico para reorganizar su ejército y conseguir dos victorias consecutivas en Liegnitz (Silesia) y Torgau (Sajonia) en 1760.
A pesar de ello el estado del ejército prusiano era muy delicado. Con apenas 60 mil hombres, mal pertrechados y equipados, resultado de una leva apresurada, el apoyo inglés se hacía necesario. De nuevo la derrota de Federico II parecía inevitable.

Pedro III de Rusia.
Pero un hecho vendrá a insuflar nuevas esperanzas a los prusianos. En enero de 1762 muere la zarina Isabel, y el nuevo zar, Pedro III, admirador del talento militar de Federico, decide parar las ofensivas y entablar negociaciones bilaterales con Prusia. En mayo de ese año se firma la paz; Rusia devuelve Prusia oriental y declara la guerra a Austria. Suecia, aislada, abandona Pomerania y la restituye a Prusia.
A esto le siguen dos aplastantes victorias prusianas sobre Austria en Durkersdorf (21 de julio) y Reichenbach (16 de agosto). El emperador alemán también es derrotado en Freiberg (octubre de 1762) y Prusia ocupa los estados de los príncipes alemanes.


María Teresa de Austria.

Llegados a este punto, la situación de los diferentes contendientes era crítica y no era mal vista una salida negociada del conflicto. En noviembre, Inglaterra y Francia acercan posturas, mientras que María Teresa de Austria solicita a Federico II negociaciones con el vivo deseo de acabar con la guerra.
De esta forma en 1763 se firma la paz de Hubertsburg. En ella Prusia mantendrá Silesia, Sajonia era devuelta a su elector y Federico II se comprometía a apoyar al hijo de María Teresa en su candidatura al trono imperial.
 Los cambios territoriales fueron mínimos, pero el equilibrio de poderes en el continente europeo sufrió cambios. Prusia aumentó su prestigio, al igual que Rusia, que comienza a tener peso en la política europea. Por el contrario para Francia, la gran derrotada, la guerra supuso un gran esfuerzo económico que debilitará mucho su paupérrima Hacienda, además de la pérdida de poder político en el conjunto del continente europeo.
La gran beneficiada, sobre todo en el plano colonial, fue Inglaterra, que acrecentó su superioridad marítima.
No me resisto a acabar este artículo sin hacer una pequeña referencia al conflicto colonial. En norteamérica lo que comenzó como incidentes entre colonos franceses e ingleses, desemboca en un conflicto que lleva a los británicos a ocupar Quebec y Montreal (1760). En el Caribe los ingleses toman Guadalupe (1759), Martinica y la Habana (1762). En África toman las posesiones francesas de Senegambia y en la India los expulsan tras la toma de Calcuta y la victoria en la batalla de Plassey (1757).
En 1763 ambos países sellaron la Paz de París en la que Francia cede a los británicos Canadá, Cabo Bretón y Senegambia. España, que participó en el conflicto a partir de 1762 (Tercer Pacto de Familia), debido a sus continuas fricciones con Inglaterra (acoso de la piratería, ataques a sus costas y colonias etc.) entrega la Florida  a cambio de la Luisiana, la Habana y Manila, estas dos últimas tomadas por los británicos.

domingo, 11 de agosto de 2013

La Guerra de Corea.

Como ya se expuso en un anterior post,  la Guerra Fría va a estar salpicada por una serie de enfrentamientos indirectos entre las dos grandes superpotencias del momento, EEUU y la URSS. Uno de estos acontecimientos es la Guerra de Corea que de desarrolla entre 1950 y 1953.
Dentro del proceso expansivo imperial japonés, desde 1910,  la península coreana se encontraba bajo control nipón. La derrota japonesa tras la Segunda Guerra Mundial hizo que este territorio fuera dividido en zonas de influencias por los aliados, en este caso la URSS y los EEUU. El acuerdo al que se llega en 1945 contemplaba la división de la península en dos países, tomando referencia como línea de frontera el paralelo 38. De esta forma aparece al norte la República Popular de Corea, vinculada a la URSS, y la República de Corea al sur, controlada por EEUU.

Desarrollo de las ofensivas militares.

La victoria comunista en la guerra civil china, que finaliza en 1949, junto al ya consabido apoyo soviético, dio al líder norcoreano Kim il Sung suficiente respaldo para intentar la unificación del istmo bajo su poder. Es así como en junio de 1950 el ejército norcoreano invade el sur. En pocos días y con una enorme facilidad, el ejército norcoreano llega hasta la ciudad de Punsan, al sur del país.
La reacción americana no se hizo esperar. El presidente Truman consigue una resolución de condena por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que le va a permitir la intervención.
En septiembre comienza la contraofensiva de los ejércitos de la ONU, al mando de los cuales se encontraba el general McArthur y que consigue replegar al ejército comunista hasta la misma frontera con China. El presidente chino, Mao Zedong, aprueba entonces el apoyo directo a Corea del Norte, logrando la recuperación de las líneas hasta el mismo paralelo 38 donde se estabiliza el conflicto. Este es el momento en que el presidente americano destituye a McArthur al solicitar éste el empleo de bombas atómicas contra China. Le sustituye el general Ridgway.
Una vez estabilizado el frente en el paralelo 38 y ante la imposibilidad de victoria por ninguno de los dos bandos se llega a la firma del Armisticio de Panmunjom (1953) que pone fin a las hostilidades, pero no a la guerra. La falta de acuerdo evitará la firma de una paz, por lo que el conflicto continuara latente hasta nuestros días.
En la Conferencia de Ginebra de 1954 se intentó un acuerdo negociado al conflicto, pero éste fue imposible.
Las consecuencias territoriales no existieron; las fronteras quedaron restablecidas en el paralelo 38, lo que hace aún más lamentable si cabe, las casi millón y medio de muertes que provocó esta guerra.
En la actualidad el conflicto sigue latente y la escalada de tensión bélica entre las dos coreas hace presagiar una reanudación de las hostilidades. La situación de guerra se mantiene, pues hasta hoy no se ha firmado ninguna paz entre estos países y los acuerdos del armisticio fueron rotos por Corea del Norte recientemente.

domingo, 9 de junio de 2013

La Ilustración o cómo la razón se adueñó del mundo.

El siglo XVIII va a quedar definido por la aparición de una nueva forma de pensamiento cuyas ideas básicas se sustentarán sobre los principios de la razón y la libertad del ser humano, ideas que darán lugar a importantes cambios políticos, sociales y económicos.
Bajo el prisma de los pensadores de esta época, su tiempo es el de la luz (razón), gracias a la cual el hombre saldrá del periodo de tinieblas en el que se encuentra. Por ello se ha denominado al siglo XVIII como "el siglo de las luces".
Este movimiento, filosófico y científico en lo más profundo, se caracteriza en esencia por una serie de cuestiones:
- Predominio de la razón como criterio de verdad frente a la tradición y la superstición propia de la sociedad dieciochesca. La razón, única fuente del saber, es la forma de alcanzar la felicidad que es el fin que guía la vida de los hombres.
- Es un pensamiento muy crítico, sobre todo con los fundamentos pasados. La crítica será el elemento de censura contra todo aquello que se oponga a la razón.
- En el plano político, y de forma generalizada, de defiende la independencia del poder civil frente al religioso, dibujando una sociedad eminentemente laica. Aún así se defiende la libertad religiosa como ejemplo de tolerancia y pluralidad de ideas.
- Los pensadores ilustrados presentan un enorme interés por la economía y el progreso material, formas humanas de alcanzar la felicidad.
- La educación se va a convertir en el principal vehículo de difusión de la razón y base del progreso social.
- También existirá entre los ilustrados un gran interés por las ciencias experimentales y por el sentido práctico de sus avances, pues estos propiciarán el progreso del hombre que los llevará a dominar y transformar el mundo.
- Es un pensamiento antropocéntrico, confiado en las virtudes del hombre.

El origen de la Ilustración hay que buscarlo en Inglaterra en el periodo que transcurre entre 1680 y 1730. Fue, por lo tanto, un movimiento europeo.
Desde aquí se irá extendiendo por su entorno hasta que a mediados del siglo XVIII estas ideas estén presentes en todo el viejo continente. A partir de este momento será Francia la que tome el testigo enarbolando la bandera de la razón y convirtiéndose en el difusor de todo este nuevo pensamiento.
Los monarcas absolutos, conscientes de las consecuencias de este nueva ideario, intentan adaptarse a esta nueva realidad, dando lugar a lo que se conoce como reformismo ilustrado y que tendrá como máxima la celebre frase de "todo para el pueblo pero sin el pueblo".


Hecho el repaso a las características generales de la Ilustración, es oportuno realizar un recorrido por sus principales pensadores y cuáles eran sus ideas.

John Locke (1632-1704).
John Locke (1632-1704), filósofo inglés, es considerado el precedente del pensamiento político ilustrado. Su pensamiento, basado en los principios de igualdad y libertad, ejercerá una gran influencia en otros pensadores posteriores. Sus dos principales obras son "Ensayo sobre el conocimiento humano"(1690) y "Dos tratados sobre el gobierno civil"(1690).
Criticó el Absolutismo monárquico, defendiendo el derecho de rebelión contra los tiranos. Fue un firme defensor de la división de poderes, entendiendo que unos debían realizar las leyes (Poder Legislativo) y otros gobernar (Poder Ejecutivo), pero siempre sometido a esas leyes.
Consideraba que todos los hombres son libres e iguales por naturaleza y que era necesario un pacto para mantener esos principios. Este pacto permitiría al ser humano pasar del estado de naturaleza a la sociedad civil, es decir, a la vida en comunidad. También defiende la libertad de pensamiento y de creencias.

Montesquieu (1689-1755)
El Barón de Montesquieu (1689-1755), noble de origen inglés, va a concretar la idea de la división de poderes. Esta división va a constituir una forma de evitar el abuso de poder por parte de los gobiernos y modo de garantizar la libertad de los ciudadanos. En este sentido se manifiesta fervoroso defensor del sistema inglés donde nos encontramos un Parlamento, donde estaban representados los diferentes grupos sociales y encargados del poder legislativo, un poder ejecutivo en manos del monarca y un poder judicial independiente. Todo ello lo defiende en la que fue su mas importante obra "El espíritu de las leyes"(1748). Montesquieu también va a distinguir tres tipos de gobierno: la Repúbluca, la Monarquía y el gobierno despótico, al que criticó vivamente al no existir en él leyes ni reglas y basarse en el terror.

Voltaire (1694-1778).
Voltaire (1694-1778) fue otro de los grandes pensadores de la Ilustración. Fue un enemigo de la intolerancia y el fanatismo religioso, lo que sirvió para que la Iglesia Católica condenara sus obras. Entre ellas destacan "Tratado sobre la tolerancia"(1763) o "Diccionario filosófico"(1764), obras en las que defiende radicalmente el poder de la razón.
Defendió el sistema parlamentario inglés al que consideró muy superior al francés, pues suponía un freno al poder ilimitado de los reyes. Gran defensor de los derechos de los ciudadanos y de la libertad de pensamiento consideraba, sin embargo, que las clases populares debían ser excluidas de la enseñanza.


Rousseau (1712-1778).
Jean-Jaques Rousseau (1712-1778) fue el autor de la obra más destacada de la Ilustración, "El Contrato Social" (1762). Considera a la sociedad como corrupta, dominada por el ansia de riqueza y por la injusticia. Piensa que el hombre es bueno por naturaleza, pero es la sociedad la que lo corrompe. Por ello es necesario que los hombres establezcan unas leyes que regulen la convivencia social, cediendo su soberanía a un poder superior representado por el gobierno y sus instituciones. Esto se realiza mediante un contrato donde se recogen los derechos y deberes de los ciudadanos. Estos organismos deben gobernar por el bien común y en caso contrario las personas pueden rebelarse contra él. Considera a la República como la mejor forma de gobierno y defiende una estructura democrática del poder donde el pueblo es el depositario de la soberanía.


El hombre ilustrado va a sentir la necesidad de transmitir todos sus conocimientos. Esto unido a la existencia en Francia de un grupo destacado de pensadores con una importante actitud crítica y una gran vocación pedagógica va a dar lugar a la edición de la "Enciclopedia" o "Diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de los oficios", cuyo primer volumen se edita en 1751. Se trata de una gran obra que intenta recoger y divulgar el saber de la época.
Sus directores fueron D'Alembert (1717-1783), matemático, y Diderot (1713-1755), filósofo,que tendrán como inspiración a los grandes pensadores del siglo anterior (Newton, Bacon, Locke...). En 1772 se publicó su vigésimo octavo volumen y en 1780 seis suplementos más. En ella colaboraron los pensadores más destacados de la Francia ilustrada. Traducida a varios idiomas fue la primera de las grandes enciclopedias que contribuyó a erradicar las formas de pensamiento anteriores.

viernes, 24 de mayo de 2013

El nacimiento de los Estados Unidos de América.

Hoy por hoy, la nación más importante del mundo es, sin duda, Estados Unidos de América. En su corta trayectoria como nación, la cual arranca a finales del siglo dieciocho, ha sabido escalar hasta convertirse, hoy por hoy, en la gran superpotencia mundial.

Las Trece colonias inglesas en la costa atlántica americana.
 Dicho esto nos montamos en nuestra particular máquina del tiempo y nos vamos al siglo XVIII. Ya en estos momentos las colonias inglesas de norteamérica habían alcanzado un gran desarrollo económico gracias al comercio transatlántico. Pero el fin de la Guerra de los 7 Años (1756-1763) traerá consigo aspectos positivos y otros negativos. La victoria inglesa sobre Francia hizo que la competencia económica francesa en el continente americano se redujera, lo que redundó en el crecimiento colonial inglés.

Jorge III (1738-1820).
Pero por otro lado, el enorme gasto provocado por el conflicto hizo que la monarquía de Jorge III se decidiera por el aumento de la presión fiscal y con ello poder sufragar las pérdidas provocadas por la guerra. De esta forma las aspiraciones de crecimiento americana se verán coartadas por la política centralista del monarca inglés.
El gobierno británico creó nuevos impuestos (sobre el azúcar o el té) además de imponer la importación obligatoria de determinados productos desde la metrópolis, lo que provocó las protestas de los colonos al considerarlos injustos y más cuando ni siquiera tenían derecho a representación en el Parlamento de Londres.
En 1765 el gobierno inglés promulga la Ley del Timbre (Stamp Act) impuesto que gravaba a todos los documentos jurídicos oficiales y publicaciones. Esta última medida será la causante de una serie de revueltas que consiguen la abolición de la citada ley (1765).

Masacre de Boston, Paul Revere.
 Después de esto, no contento el gobierno inglés, decreta la imposición de tasas aduaneras a los productos americanos (Townshend Acts, 1767), lo que tiene su contestación al otro lado del Atlántico con el boicot a los productos ingleses. Se producirán nuevas protestas contra estas medidas que se consideraban injustas y vejatorias por parte de los colonos, contexto en los que se produce la llamada Masacre de Boston (marzo de 1770). Se trató del enfrentamiento del ejército inglés contra la población civil que se manifestaba junto a la Casa de Aduanas y que se saldó con cinco muertos.
El siguiente enfrentamiento, este con mucha más trascendencia, fue el Motín del te de Boston en 1773. Aquí, un grupo de colonos disfrazados de indios atacan tres barcos que se encontraban fondeados en el puerto de Boston, tirando su carga de te al mar. Jorge III reaccionó de forma enérgica ordenando el castigo de los responsables y el cierre del puerto. Este acontecimiento va a tener importantes consecuencias.

Litografía que muestra el llamado "Motín del te" de Boston. 




 De hecho, en 1774 tiene lugar la convocatoria en Filadelfia del Primer Congreso Continental en el que representantes de las Trece colonias (Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York, Georgia, Carolina del Norte y del Sur, Maryland, Virginia, Delaware, Pennylvania, Nueva Hampshire, Connecticut y Rhode Island) deciden suspender el comercio con Inglaterra constituyendo las primeras acciones conjuntas contra el gobierno inglés.
En abril de 1775 tendrán lugar un nuevo hecho que vendrá a dar inicio al conflicto en el que las Trece Colonias se levantan en armas contra la metrópolis.  Un batallón de soldados ingleses sale de Boston con el objetivo de incautar armas a los rebeldes. Este es el momento en que los colonos se enfrentan y derrotan al ejército inglés en la batalla de Lexington. La Guerra de  la Independencia había comenzado.

G. Washington  (1732-1799).
En 1776 se convoca el Segundo Congreso donde se nombra a George Washington comandante en jefe del ejército colonial. Además se le insta a Jorge III a cesar las hostilidades, lo que el rey rechaza declarando a los colonos rebeldes. La respuesta del monarca fue enviar nuevos contingentes a América para sofocar el levantamiento.
En el marco de este Segundo Congreso tiene lugar la redacción de la Declaración de Derechos de Virginia ( Virginia Bill of Rights) por parte de los delegados de la citada colonia. En sus dieciséis artículos, publicados el 12 de junio, se recogen los derechos de sus ciudadanos (a la vida, a la libertad, a un juicio justo etc.) y se animaba al resto de convenciones a declarar la independencia de Inglaterra. En este sentido habría que destacar el ensayo escrito por el político revolucionario Thomas Paine,  "Common Sense" (1776), donde aboga por la independencia de las Trece Colonias como forma de acabar con los problemas que se habían planteado. Este escrito, que tuvo una enorme difusión y aceptación, contribuyó notablemente a madurar la idea separatista.

Declaración de Independencia de los EEUU (1776).
Finalmente, el 4 de julio de 1776, tiene lugar la promulgación de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, redactado por T. Jefferson, y que supondrá la desvinculación jurídica de las Trece colonias de Inglaterra. Se inicia desde este momento una importante labor diplomática que pretende la búsqueda de apoyo a la causa norteamericana y que tendrá como ejemplo la visita que hace B. Franklin a París.

Volviendo a la cuestión bélica, los primeros meses de enfrentamientos se saldan a favor de los ejércitos ingleses. Pero a partir de 1776 con las victorias americanas en Trenton y Princeton y sobre todo, la conseguida en Saratoga (1777) el signo de la guerra se invierte. De hecho este es el momento en que Francia y España, viendo que la victoria americana era posible, se deciden por la intervención en el conflicto y declaran la guerra a Inglaterra.
En 1780, tropas francesas al mando del general Rochambeau, desembarcan en Rhode Island. En 1781 tiene lugar la batalla definitiva en Yorktown en la que se produce la capitulación del ejército inglés.

Operaciones militares durante la guerra.
Aún así el conflicto se mantendrá abierto hasta que dos años después se firme la Paz de Versalles (3 de septiembre de 1783) en la que se reconoce la independencia de las Trece Colonias.
Pero ¿qué supuso para los diferentes contendientes esta guerra?; pues para Inglaterra supuso, a parte de la pérdida territorial, la primera derrota de sus ejércitos desde la Guerra de los Cien Años y que su poderío marítimo fuera contestado por Francia. Ésta última anexionó determinados territorios como Tobago o Santa Lucía, pero el enorme coste agravó considerablemente su Hacienda, lo que aumentó la animadversión contra el régimen. España recuperó Menorca, Florida y otros enclaves de centroamérica, aunque no pudo recuperar Gibraltar ante la intransigencia mostrada por Inglaterra, dado el alto valor estratégico del enclave.
Pero más allá de todo esto las consecuencias de la independencia americana fueron más profundas. Las ideas en la que basaron, centradas en la libertad del Hombre y en un sistema político regido por la igualdad y la división de poderes, estarán en la base de posteriores revoluciones como la francesa (1789). Estas ideas, recogidas de la tradición política del XVIII, tendrán una amplia difusión, presentes en los anhelos de libertad de otros pueblos que aspirarán mediante su lucha a la consecución de su libertad o de una sociedad más justa.