Un espacio personal de reflexión sobre la Historia y otras curiosidades.

domingo, 9 de junio de 2013

La Ilustración o cómo la razón se adueñó del mundo.

El siglo XVIII va a quedar definido por la aparición de una nueva forma de pensamiento cuyas ideas básicas se sustentarán sobre los principios de la razón y la libertad del ser humano, ideas que darán lugar a importantes cambios políticos, sociales y económicos.
Bajo el prisma de los pensadores de esta época, su tiempo es el de la luz (razón), gracias a la cual el hombre saldrá del periodo de tinieblas en el que se encuentra. Por ello se ha denominado al siglo XVIII como "el siglo de las luces".
Este movimiento, filosófico y científico en lo más profundo, se caracteriza en esencia por una serie de cuestiones:
- Predominio de la razón como criterio de verdad frente a la tradición y la superstición propia de la sociedad dieciochesca. La razón, única fuente del saber, es la forma de alcanzar la felicidad que es el fin que guía la vida de los hombres.
- Es un pensamiento muy crítico, sobre todo con los fundamentos pasados. La crítica será el elemento de censura contra todo aquello que se oponga a la razón.
- En el plano político, y de forma generalizada, de defiende la independencia del poder civil frente al religioso, dibujando una sociedad eminentemente laica. Aún así se defiende la libertad religiosa como ejemplo de tolerancia y pluralidad de ideas.
- Los pensadores ilustrados presentan un enorme interés por la economía y el progreso material, formas humanas de alcanzar la felicidad.
- La educación se va a convertir en el principal vehículo de difusión de la razón y base del progreso social.
- También existirá entre los ilustrados un gran interés por las ciencias experimentales y por el sentido práctico de sus avances, pues estos propiciarán el progreso del hombre que los llevará a dominar y transformar el mundo.
- Es un pensamiento antropocéntrico, confiado en las virtudes del hombre.

El origen de la Ilustración hay que buscarlo en Inglaterra en el periodo que transcurre entre 1680 y 1730. Fue, por lo tanto, un movimiento europeo.
Desde aquí se irá extendiendo por su entorno hasta que a mediados del siglo XVIII estas ideas estén presentes en todo el viejo continente. A partir de este momento será Francia la que tome el testigo enarbolando la bandera de la razón y convirtiéndose en el difusor de todo este nuevo pensamiento.
Los monarcas absolutos, conscientes de las consecuencias de este nueva ideario, intentan adaptarse a esta nueva realidad, dando lugar a lo que se conoce como reformismo ilustrado y que tendrá como máxima la celebre frase de "todo para el pueblo pero sin el pueblo".


Hecho el repaso a las características generales de la Ilustración, es oportuno realizar un recorrido por sus principales pensadores y cuáles eran sus ideas.

John Locke (1632-1704).
John Locke (1632-1704), filósofo inglés, es considerado el precedente del pensamiento político ilustrado. Su pensamiento, basado en los principios de igualdad y libertad, ejercerá una gran influencia en otros pensadores posteriores. Sus dos principales obras son "Ensayo sobre el conocimiento humano"(1690) y "Dos tratados sobre el gobierno civil"(1690).
Criticó el Absolutismo monárquico, defendiendo el derecho de rebelión contra los tiranos. Fue un firme defensor de la división de poderes, entendiendo que unos debían realizar las leyes (Poder Legislativo) y otros gobernar (Poder Ejecutivo), pero siempre sometido a esas leyes.
Consideraba que todos los hombres son libres e iguales por naturaleza y que era necesario un pacto para mantener esos principios. Este pacto permitiría al ser humano pasar del estado de naturaleza a la sociedad civil, es decir, a la vida en comunidad. También defiende la libertad de pensamiento y de creencias.

Montesquieu (1689-1755)
El Barón de Montesquieu (1689-1755), noble de origen inglés, va a concretar la idea de la división de poderes. Esta división va a constituir una forma de evitar el abuso de poder por parte de los gobiernos y modo de garantizar la libertad de los ciudadanos. En este sentido se manifiesta fervoroso defensor del sistema inglés donde nos encontramos un Parlamento, donde estaban representados los diferentes grupos sociales y encargados del poder legislativo, un poder ejecutivo en manos del monarca y un poder judicial independiente. Todo ello lo defiende en la que fue su mas importante obra "El espíritu de las leyes"(1748). Montesquieu también va a distinguir tres tipos de gobierno: la Repúbluca, la Monarquía y el gobierno despótico, al que criticó vivamente al no existir en él leyes ni reglas y basarse en el terror.

Voltaire (1694-1778).
Voltaire (1694-1778) fue otro de los grandes pensadores de la Ilustración. Fue un enemigo de la intolerancia y el fanatismo religioso, lo que sirvió para que la Iglesia Católica condenara sus obras. Entre ellas destacan "Tratado sobre la tolerancia"(1763) o "Diccionario filosófico"(1764), obras en las que defiende radicalmente el poder de la razón.
Defendió el sistema parlamentario inglés al que consideró muy superior al francés, pues suponía un freno al poder ilimitado de los reyes. Gran defensor de los derechos de los ciudadanos y de la libertad de pensamiento consideraba, sin embargo, que las clases populares debían ser excluidas de la enseñanza.


Rousseau (1712-1778).
Jean-Jaques Rousseau (1712-1778) fue el autor de la obra más destacada de la Ilustración, "El Contrato Social" (1762). Considera a la sociedad como corrupta, dominada por el ansia de riqueza y por la injusticia. Piensa que el hombre es bueno por naturaleza, pero es la sociedad la que lo corrompe. Por ello es necesario que los hombres establezcan unas leyes que regulen la convivencia social, cediendo su soberanía a un poder superior representado por el gobierno y sus instituciones. Esto se realiza mediante un contrato donde se recogen los derechos y deberes de los ciudadanos. Estos organismos deben gobernar por el bien común y en caso contrario las personas pueden rebelarse contra él. Considera a la República como la mejor forma de gobierno y defiende una estructura democrática del poder donde el pueblo es el depositario de la soberanía.


El hombre ilustrado va a sentir la necesidad de transmitir todos sus conocimientos. Esto unido a la existencia en Francia de un grupo destacado de pensadores con una importante actitud crítica y una gran vocación pedagógica va a dar lugar a la edición de la "Enciclopedia" o "Diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de los oficios", cuyo primer volumen se edita en 1751. Se trata de una gran obra que intenta recoger y divulgar el saber de la época.
Sus directores fueron D'Alembert (1717-1783), matemático, y Diderot (1713-1755), filósofo,que tendrán como inspiración a los grandes pensadores del siglo anterior (Newton, Bacon, Locke...). En 1772 se publicó su vigésimo octavo volumen y en 1780 seis suplementos más. En ella colaboraron los pensadores más destacados de la Francia ilustrada. Traducida a varios idiomas fue la primera de las grandes enciclopedias que contribuyó a erradicar las formas de pensamiento anteriores.

viernes, 24 de mayo de 2013

El nacimiento de los Estados Unidos de América.

Hoy por hoy, la nación más importante del mundo es, sin duda, Estados Unidos de América. En su corta trayectoria como nación, la cual arranca a finales del siglo dieciocho, ha sabido escalar hasta convertirse, hoy por hoy, en la gran superpotencia mundial.

Las Trece colonias inglesas en la costa atlántica americana.
 Dicho esto nos montamos en nuestra particular máquina del tiempo y nos vamos al siglo XVIII. Ya en estos momentos las colonias inglesas de norteamérica habían alcanzado un gran desarrollo económico gracias al comercio transatlántico. Pero el fin de la Guerra de los 7 Años (1756-1763) traerá consigo aspectos positivos y otros negativos. La victoria inglesa sobre Francia hizo que la competencia económica francesa en el continente americano se redujera, lo que redundó en el crecimiento colonial inglés.

Jorge III (1738-1820).
Pero por otro lado, el enorme gasto provocado por el conflicto hizo que la monarquía de Jorge III se decidiera por el aumento de la presión fiscal y con ello poder sufragar las pérdidas provocadas por la guerra. De esta forma las aspiraciones de crecimiento americana se verán coartadas por la política centralista del monarca inglés.
El gobierno británico creó nuevos impuestos (sobre el azúcar o el té) además de imponer la importación obligatoria de determinados productos desde la metrópolis, lo que provocó las protestas de los colonos al considerarlos injustos y más cuando ni siquiera tenían derecho a representación en el Parlamento de Londres.
En 1765 el gobierno inglés promulga la Ley del Timbre (Stamp Act) impuesto que gravaba a todos los documentos jurídicos oficiales y publicaciones. Esta última medida será la causante de una serie de revueltas que consiguen la abolición de la citada ley (1765).

Masacre de Boston, Paul Revere.
 Después de esto, no contento el gobierno inglés, decreta la imposición de tasas aduaneras a los productos americanos (Townshend Acts, 1767), lo que tiene su contestación al otro lado del Atlántico con el boicot a los productos ingleses. Se producirán nuevas protestas contra estas medidas que se consideraban injustas y vejatorias por parte de los colonos, contexto en los que se produce la llamada Masacre de Boston (marzo de 1770). Se trató del enfrentamiento del ejército inglés contra la población civil que se manifestaba junto a la Casa de Aduanas y que se saldó con cinco muertos.
El siguiente enfrentamiento, este con mucha más trascendencia, fue el Motín del te de Boston en 1773. Aquí, un grupo de colonos disfrazados de indios atacan tres barcos que se encontraban fondeados en el puerto de Boston, tirando su carga de te al mar. Jorge III reaccionó de forma enérgica ordenando el castigo de los responsables y el cierre del puerto. Este acontecimiento va a tener importantes consecuencias.

Litografía que muestra el llamado "Motín del te" de Boston. 




 De hecho, en 1774 tiene lugar la convocatoria en Filadelfia del Primer Congreso Continental en el que representantes de las Trece colonias (Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York, Georgia, Carolina del Norte y del Sur, Maryland, Virginia, Delaware, Pennylvania, Nueva Hampshire, Connecticut y Rhode Island) deciden suspender el comercio con Inglaterra constituyendo las primeras acciones conjuntas contra el gobierno inglés.
En abril de 1775 tendrán lugar un nuevo hecho que vendrá a dar inicio al conflicto en el que las Trece Colonias se levantan en armas contra la metrópolis.  Un batallón de soldados ingleses sale de Boston con el objetivo de incautar armas a los rebeldes. Este es el momento en que los colonos se enfrentan y derrotan al ejército inglés en la batalla de Lexington. La Guerra de  la Independencia había comenzado.

G. Washington  (1732-1799).
En 1776 se convoca el Segundo Congreso donde se nombra a George Washington comandante en jefe del ejército colonial. Además se le insta a Jorge III a cesar las hostilidades, lo que el rey rechaza declarando a los colonos rebeldes. La respuesta del monarca fue enviar nuevos contingentes a América para sofocar el levantamiento.
En el marco de este Segundo Congreso tiene lugar la redacción de la Declaración de Derechos de Virginia ( Virginia Bill of Rights) por parte de los delegados de la citada colonia. En sus dieciséis artículos, publicados el 12 de junio, se recogen los derechos de sus ciudadanos (a la vida, a la libertad, a un juicio justo etc.) y se animaba al resto de convenciones a declarar la independencia de Inglaterra. En este sentido habría que destacar el ensayo escrito por el político revolucionario Thomas Paine,  "Common Sense" (1776), donde aboga por la independencia de las Trece Colonias como forma de acabar con los problemas que se habían planteado. Este escrito, que tuvo una enorme difusión y aceptación, contribuyó notablemente a madurar la idea separatista.

Declaración de Independencia de los EEUU (1776).
Finalmente, el 4 de julio de 1776, tiene lugar la promulgación de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, redactado por T. Jefferson, y que supondrá la desvinculación jurídica de las Trece colonias de Inglaterra. Se inicia desde este momento una importante labor diplomática que pretende la búsqueda de apoyo a la causa norteamericana y que tendrá como ejemplo la visita que hace B. Franklin a París.

Volviendo a la cuestión bélica, los primeros meses de enfrentamientos se saldan a favor de los ejércitos ingleses. Pero a partir de 1776 con las victorias americanas en Trenton y Princeton y sobre todo, la conseguida en Saratoga (1777) el signo de la guerra se invierte. De hecho este es el momento en que Francia y España, viendo que la victoria americana era posible, se deciden por la intervención en el conflicto y declaran la guerra a Inglaterra.
En 1780, tropas francesas al mando del general Rochambeau, desembarcan en Rhode Island. En 1781 tiene lugar la batalla definitiva en Yorktown en la que se produce la capitulación del ejército inglés.

Operaciones militares durante la guerra.
Aún así el conflicto se mantendrá abierto hasta que dos años después se firme la Paz de Versalles (3 de septiembre de 1783) en la que se reconoce la independencia de las Trece Colonias.
Pero ¿qué supuso para los diferentes contendientes esta guerra?; pues para Inglaterra supuso, a parte de la pérdida territorial, la primera derrota de sus ejércitos desde la Guerra de los Cien Años y que su poderío marítimo fuera contestado por Francia. Ésta última anexionó determinados territorios como Tobago o Santa Lucía, pero el enorme coste agravó considerablemente su Hacienda, lo que aumentó la animadversión contra el régimen. España recuperó Menorca, Florida y otros enclaves de centroamérica, aunque no pudo recuperar Gibraltar ante la intransigencia mostrada por Inglaterra, dado el alto valor estratégico del enclave.
Pero más allá de todo esto las consecuencias de la independencia americana fueron más profundas. Las ideas en la que basaron, centradas en la libertad del Hombre y en un sistema político regido por la igualdad y la división de poderes, estarán en la base de posteriores revoluciones como la francesa (1789). Estas ideas, recogidas de la tradición política del XVIII, tendrán una amplia difusión, presentes en los anhelos de libertad de otros pueblos que aspirarán mediante su lucha a la consecución de su libertad o de una sociedad más justa.

domingo, 19 de mayo de 2013

La Guerra Fría.

La alianza que durante algún tiempo mantuvo unidos a Estados Unidos y la URSS contra el nazismo tuvo fecha de caducidad con la muerte de Hitler.
Una constante repetida a lo largo de la Historia es que a un periodo de conflictos le sigue un periodo de paz. Pero esto no se cumplió tras la Segunda Guerra Mundial. El fin de la segunda conflagración mundial del siglo veinte supuso la apertura de un nuevo periodo de enfrentamientos que ha venido a denominarse "Guerra Fría".

Caricatura que muestra la división del mundo entre ambos bloques.
El concepto, atribuido al periodista americano W. Lippann (aunque esto se discute, pues parece que el término es usado por otros autores con anterioridad) define al periodo que transcurre entre 1945 y 1989, caracterizado por la tensión constante entre las dos grandes potencias del momento, EEUU y la URSS; dos naciones antagónicas, la primera capitalista, la segunda comunista, paises que manifestarán sus enormes diferencias no sólo en el plano económico, sino además en el político, ideológico y social.
El enfrentamiento entre estos dos bloques bien definidos tendrá un límite: el  miedo al choque directo, pues en ese caso, las nuevas perspectivas, a tenor de los últimos avances tecnológicos, serían extraordinariamente destructivas. La guerra total que comprendería el uso del nuevo armamento atómico supondría la sentencia de muerte de la Humanidad. Esto es algo que tienen claro ambas partes.
Se define, pues, como un enfrentamiento no bélico e indirecto en un mundo bipolar donde cada potencia va a ir configurando su área de influencia. En estas diferentes áreas van a intentar mantener un orden militar e ideológico en el que no permiten el más mínimo desvío. Valgan los ejemplos de las insurrecciones húngara (1956) o checa (1968) que la URSS, a golpe de carro blindado, se apresuró a derrocar. EEUU no se quedará atrás y no dudará en apoyar regímenes con tintes fascistas como el franquista como medida de contención del comunismo.

División del mundo en dos bloques durante la Guerra Fría.
Otras dos características se suman a la hora de definir este periodo: el sistema de bloques exigirá al resto de la comunidad internacional su alineación en un bando u otro. Por otro lado, la situación de enfrentamiento no bélico exigirá el desarrollo y potenciación de nuevas estrategias políticas como son la presión diplomática o el espionaje.

Churchill, Roosevelt y Stalin en la conferencia de Yalta.
Todavía en Yalta (febrero 1945) se aspiraba, impulsado sobre todo por el presidente norteamericano Roosevelt, a un mundo donde las dos grandes superpotencias colaboraran, a pesar de sus diferencias, a construir un mundo mejor regido por un orden mundial. Pero esto sólo serán intenciones porque pronto, ya en Postdam (verano de ese mismo año) la situación se irá complicando poniéndose de manifiesto las diferencias entre ambas naciones.
Existe consenso entre los diferentes investigadores a la hora de establecer el inicio de la Guerra Fría. Tendría lugar con ocasión de la guerra civil griega (1941-1950). En 1947, Gran Bretaña, que se mantenía apoyando al gobierno griego contra la insurrección comunista, manifiesta su imposibilidad de resolver el conflicto. Es en ese momento cuando EEUU se decide por la intervención para con ello evitar que un nuevo país cayera bajo la órbita soviética. Será su presidente Truman quien en marzo de 1947 manifieste ante el Senado su apoyo al gobierno griego contra el levantamiento comunista. Esto dio lugar al nacimiento de la llamada "Doctrina Truman", doctrina mediante la cual EEUU afirmaba su apoyo  a cualquier régimen que combatiera al comunismo. Pero ahí no quedará la acción americana. En junio de 1947, el Secretario de Estado G. Marshall, anuncia en Harvard la puesta en marcha de un plan de ayuda económica a Europa para su reconstrucción, es el Plan Marshall.

El miedo a la guerra atómica caracterizó este periodo.
La URSS, como no podía ser de otra forma, lo rechaza y contraataca con la creación del Kominform, organismo que pretendía coordinar la política de todos los paises bajo su influencia. Además, bajo la denominación de Plan Jnanov, la URSS se autoproclamará garante mundial contra el fascismo y la desigualdad. Los dos bloques, pocos meses después del fin de la II Guerra Mundial, quedaban sobradamente definidos.
A partir de aquí el periodo estará jalonado por una serie de enfrentamientos indirectos en diferentes partes del globo, acontecimientos que abordaremos en futuros encuentros.

domingo, 5 de mayo de 2013

La Segunda República Española.

Alegoría sobre la II República.
La Segunda República representa uno de los momentos más importantes de la Historia de España, pues supuso un intento por democratizar y modernizar un país que se había quedado muy atrás respecto a otros países de su entorno. Pero este hecho adquiere una mayor importancia, ya que esto sucede en un periodo general de crisis económica (recuerden el Crack del 29 y sus efectos en Europa) e ideológica, donde afloran los regímenes totalitarios que se presentan como alternativa a las democracias. En un momento poco propicio, España apostará por una profundización en las libertades, aunque esto no será nada fácil.
Pero primero tendríamos que comenzar hablando de la monarquía española, una monarquía representada por la figura de Alfonso XIII y que atravesaba momentos de cierto desprestigio, algo que se venía fraguando desde hacía tiempo, y es que el apoyo decidido del soberano al golpe de estado de Primo de Rivera en 1923 hizo que determinados sectores sociales y políticos retiraran su apoyo a la institución.
La dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, al que el rey le retira su apoyo, le siguió el desafortunado gobierno de Berenguer (periodo conocido como la dictablanda) y posteriormente del Almirante Aznar (febrero de 1931), gobiernos que no hicieron sino empeorar las cosas.
Este contexto político se complicó aún más en agosto de 1930 con el llamado Pacto de San Sebastián, cuando los principales partidos antimonárquicos (republicanos y socialistas) se reunen en la citada ciudad y acuerdan llevar a cabo determinadas acciones que tendrán como objetivo acabar con la monarquía. Este acuerdo tendrá una concreción violenta en la sublevación militar de Jaca, levantamiento en nombre de la República que fracasa y los militares implicados fusilados.
El gobierno del Almirante Aznar, en un intento por volver a la normalidad constitucional, plantea tanto elecciones municipales como generales. El 12 de abril de 1931 tuvieron lugar las municipales, donde la participación fue bastante elevada. El triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en las grandes capitales y en los centros industriales fue rotundo. Dos claros ejemplos los tenemos en las dos principales capitales del país; en Madrid, la coalición republicana obtuvo el triple de votos que en las últimas elecciones; en Barcelona, los votos se multiplicaron por cuatro.

Celebración en Valencia de la II República.
El 14 de abril los concejales del ayuntamiento de Eibar (Guipúzcoa) proclaman la República, ejemplo que seguirán otras ciudades como Valencia, Barcelona o Sevilla. Paralelamente, y de forma pacífica, una gran cantidad de ciudadanos inundarán las calles de las grandes ciudades para celebrarlo.
Esta compleja situación fue definitiva para que el monarca decidiera abandonar el país, sin renunciar a sus derechos dinásticos, y marchar a su exilio.

 
Alcalá Zamora (187-1948).
Mientras, en Madrid, los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián constituirán un gobierno provisional y proclaman la Segunda República en España. Al frente se coloca como presidente el cordobés Niceto Alcalá Zamora. En este primer gobierno estarán representado tanto republicanos como socialistas, además de nacionalistas gallegos y catalanes, quedando fuera del mismo los monárquicos (lógicamente), comunistas, anarquistas y nacionalistas vascos.
Entre las primeras decisiones que toma este primer gobierno estuvo la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes, las cuales tendrán previsto celebrarse el 28 de junio.
Entre tanto llevará a cabo las primeras medidas de urgencias entre la que se encontró una amnistía general para los presos políticos, la proclamación de libertades políticas y sindicales o el nombramiento de altos cargos en la administración.
Todas estas primeras medidas, junto con las promesas de cambio del nuevo sistema, le otorgaron un importante respaldo social al régimen, aunque no faltaron los sectores críticos. Entre estos últimos se encontraban los grandes propietarios agrícolas, parte del ejército o la Iglesia, encabezada por el cardenal Segura, muy crítico con la República y más tras los movimientos anticlericales que se sucedieron en las calles españolas.
Así llegamos al 28 de junio. Tienen lugar las elecciones generales donde se alcanza una alta participación que supera el 70% y donde la victoria recayó sobre la coalición republicano-socialista, quienes obtuvieron 250 diputados sobre los 464 que formaban las Cortes.
La mayor labor legislativa de este periodo fue, sin duda, la elaboración y promulgación de una nueva Constitución, poniendo punto y final a la que ha sido la más longeva de nuestras cartas magnas, la Constitución de 1876.

 La Constitución republicana de 1931 fue muy avanzada para su época con un marcado carácter progresista y democrático. En ella se define a España como una república y se establece al pueblo como soberano, emanando todos los poderes de él mismo.
Se asegura la división de poderes, con un legislativo representado por unas cortes unicamerales. El poder ejecutivo recae en el gobierno y el judicial en jueces independientes.
Se establece la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, además del derecho a la educación y al trabajo, lo que deja patente su marcado carácter social.
El voto se establece para todos aquellos ciudadanos mayores de 23 años y se concede por primera vez en España el voto a las mujeres. Además se afirma a España como un país laico, sin ninguna religión oficial.
La Constitución fue aprobada por una amplia mayoría, aunque tras importantes debates, lo que dejó en evidencia las profundas diferencias entre la izquierda y la derecha, sobre todo, en cuestiones religiosas.

Extracto de la Constitución republicana de 1931.

viernes, 3 de mayo de 2013

El turismo en España.

La importancia del sector turístico en España es más que patente con sólo echar un vistazo a las estadísticas: representa el 10,2 del PIB del país y emplea al 11,5 de la población activa. En el año 2010 España fue el país de la Unión Europea con más pernoctaciones y el cuarto país del mundo en número total de turistas, superando los 52 millones de visitantes. Estos datos proporcionan al país un  enorme superávit que permite equilibrar la balanza de pagos del Estado, convirtiendo a este sector en el verdadero dinamizador de la economía española en este momento.

Para conocer el despegue del sector turístico en España hay que retrotraerse a los años sesenta del siglo pasado. El Franquismo apostó decididamente por el turismo (a todos nos vendrá a la mente aquel famoso eslogan: "Spain is different"), convirtiéndose en uno de los puntales del gran desarrollismo español, lo que permitió niveles de crecimiento económico nunca conocidos. Hoy en día es considerado como un sector estratégico, sometido a continuas acciones de estimulación por parte de los diferentes gobiernos de España, conscientes del enorme peso económico de esta actividad.
El desarrollo del turismo en España se ha visto favorecido por una serie de factores; unos climáticos, derivado de su diversidad climática, lo que permite ofrecer tanto turismo de sol y playa como nieve; otros geoestratégicos, pues se encuentra muy próximo a los centros demandantes de servicios turísticos, o socioculturales, donde destaca el enorme patrimonio cultural del que dispone.
Como ya hemos comentado, el despegue del turismo en España tiene lugar en la década de los años sesenta del siglo veinte. En 1960 llegaron a España unos 6 millones de turistas, iniciando un crecimiento que será constante hasta los años setenta, década en la que la crisis del petróleo provocó un descenso en el número de visitantes. No será hasta mediados de los años ochenta cuando se recuperen cifras anteriores, continuando un ascenso que llega hasta nuestros días.
Consciente de su valor en el conjunto de la economía, España ha sabido adaptarse a la demanda turística invirtiendo tanto en infraestructuras (autopistas, aeropuertos etc.) como en instalaciones hoteleras, pasando de las quinientas mil plazas en 1970 a más de un millón a finales de los años 90.
El turismo que llega a España es de tipo medio, aunque también recibe un turismo de alto nivel localizado en la Costa del Sol (Marbella, Torremolinos) o Baleares (Palma, Ibiza). Es además un turismo de estacionalidad centrado sobre todo en verano y primavera, un periodo bastante amplio si lo comparamos con otros países del entorno.

Países de origen del turismo en España.
En cuanto a los lugares de origen de este turismo destaca Europa occidental, de donde proceden casi el 95% del total, sobre todo de Gran Bretaña, Francia y Alemania. Estos turistas suelen contratar los viajes en sus países natales a través de turoperadores, compañías que monopolizan la oferta turística española. La forma más habitual es mediante la contratación de paquetes turísticos, mucho más económicos, y que ha redundado en cierta forma en un descenso de la calidad de nuestra oferta frente a otros países que venden un turismo de mayor calidad (Francia, Italia, Turquía). De todos modos, los últimos acontecimientos derivados del terrorismo islámico ha favorecido al caso español, pues ha derivado el turismo desde los países árabes vecinos a nuestro país.

La Alhambra y las cumbres de Sierra Nevada al fondo.
 El turismo nacional también ha experimentado un enorme crecimiento, algo que ha sucedido paralelamente al crecimiento del nivel de vida de los españoles, centrado sobre todo en el turismo de sol y playa.
El turismo interior es por lo general cultural (exceptuando los deportes de invierno), con una oferta cultural y monumental muy variada, destacando ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla o Granada, donde la Alhambra es el monumento más visitado del país.
Destacar el crecimiento que ha experimentado en los últimos años el turismo rural, opción por la que se decide sobre todo el turista nacional.
El turismo de nieve se centra en los Pirineos y Sierra Nevada, la estación de esquí más al sur de Europa.
Las grandes zonas turísticas son sin duda la costa, sobre todo la mediterránea y la sur-atlántica (Costa de la Luz, costa del Sol, el Levante o la Costa Brava). Estas regiones cuentan con un clima mediterráneo que asegura muchas horas de sol anuales además de temperaturas óptimas para el turismo de playa.
Es de destacar el caso balear, pues supone una cuarta parte de la oferta hotelera nacional y recibe un tercio del turismo. Las playas gaditanas y onubenses también son muy visitadas, generalmente por turistas nacionales. Las Islas Canarias, gracias a su localización tropical, disfrutan de un clima excelente durante todo el año, lo que las ha convertido en un destino turístico preferente.

Principales áreas turísticas en España.

Pero este proceso también ha generado aspectos negativos, sobre todo en lo referente al medio ambiente. La especulación del suelo o la excesiva urbanización, la cual ha sido en muchos casos espontánea y no planificada, han provocado consecuencias a nivel medioambiental.