Un espacio personal de reflexión sobre la Historia y otras curiosidades.

viernes, 3 de mayo de 2013

El turismo en España.

La importancia del sector turístico en España es más que patente con sólo echar un vistazo a las estadísticas: representa el 10,2 del PIB del país y emplea al 11,5 de la población activa. En el año 2010 España fue el país de la Unión Europea con más pernoctaciones y el cuarto país del mundo en número total de turistas, superando los 52 millones de visitantes. Estos datos proporcionan al país un  enorme superávit que permite equilibrar la balanza de pagos del Estado, convirtiendo a este sector en el verdadero dinamizador de la economía española en este momento.

Para conocer el despegue del sector turístico en España hay que retrotraerse a los años sesenta del siglo pasado. El Franquismo apostó decididamente por el turismo (a todos nos vendrá a la mente aquel famoso eslogan: "Spain is different"), convirtiéndose en uno de los puntales del gran desarrollismo español, lo que permitió niveles de crecimiento económico nunca conocidos. Hoy en día es considerado como un sector estratégico, sometido a continuas acciones de estimulación por parte de los diferentes gobiernos de España, conscientes del enorme peso económico de esta actividad.
El desarrollo del turismo en España se ha visto favorecido por una serie de factores; unos climáticos, derivado de su diversidad climática, lo que permite ofrecer tanto turismo de sol y playa como nieve; otros geoestratégicos, pues se encuentra muy próximo a los centros demandantes de servicios turísticos, o socioculturales, donde destaca el enorme patrimonio cultural del que dispone.
Como ya hemos comentado, el despegue del turismo en España tiene lugar en la década de los años sesenta del siglo veinte. En 1960 llegaron a España unos 6 millones de turistas, iniciando un crecimiento que será constante hasta los años setenta, década en la que la crisis del petróleo provocó un descenso en el número de visitantes. No será hasta mediados de los años ochenta cuando se recuperen cifras anteriores, continuando un ascenso que llega hasta nuestros días.
Consciente de su valor en el conjunto de la economía, España ha sabido adaptarse a la demanda turística invirtiendo tanto en infraestructuras (autopistas, aeropuertos etc.) como en instalaciones hoteleras, pasando de las quinientas mil plazas en 1970 a más de un millón a finales de los años 90.
El turismo que llega a España es de tipo medio, aunque también recibe un turismo de alto nivel localizado en la Costa del Sol (Marbella, Torremolinos) o Baleares (Palma, Ibiza). Es además un turismo de estacionalidad centrado sobre todo en verano y primavera, un periodo bastante amplio si lo comparamos con otros países del entorno.

Países de origen del turismo en España.
En cuanto a los lugares de origen de este turismo destaca Europa occidental, de donde proceden casi el 95% del total, sobre todo de Gran Bretaña, Francia y Alemania. Estos turistas suelen contratar los viajes en sus países natales a través de turoperadores, compañías que monopolizan la oferta turística española. La forma más habitual es mediante la contratación de paquetes turísticos, mucho más económicos, y que ha redundado en cierta forma en un descenso de la calidad de nuestra oferta frente a otros países que venden un turismo de mayor calidad (Francia, Italia, Turquía). De todos modos, los últimos acontecimientos derivados del terrorismo islámico ha favorecido al caso español, pues ha derivado el turismo desde los países árabes vecinos a nuestro país.

La Alhambra y las cumbres de Sierra Nevada al fondo.
 El turismo nacional también ha experimentado un enorme crecimiento, algo que ha sucedido paralelamente al crecimiento del nivel de vida de los españoles, centrado sobre todo en el turismo de sol y playa.
El turismo interior es por lo general cultural (exceptuando los deportes de invierno), con una oferta cultural y monumental muy variada, destacando ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla o Granada, donde la Alhambra es el monumento más visitado del país.
Destacar el crecimiento que ha experimentado en los últimos años el turismo rural, opción por la que se decide sobre todo el turista nacional.
El turismo de nieve se centra en los Pirineos y Sierra Nevada, la estación de esquí más al sur de Europa.
Las grandes zonas turísticas son sin duda la costa, sobre todo la mediterránea y la sur-atlántica (Costa de la Luz, costa del Sol, el Levante o la Costa Brava). Estas regiones cuentan con un clima mediterráneo que asegura muchas horas de sol anuales además de temperaturas óptimas para el turismo de playa.
Es de destacar el caso balear, pues supone una cuarta parte de la oferta hotelera nacional y recibe un tercio del turismo. Las playas gaditanas y onubenses también son muy visitadas, generalmente por turistas nacionales. Las Islas Canarias, gracias a su localización tropical, disfrutan de un clima excelente durante todo el año, lo que las ha convertido en un destino turístico preferente.

Principales áreas turísticas en España.

Pero este proceso también ha generado aspectos negativos, sobre todo en lo referente al medio ambiente. La especulación del suelo o la excesiva urbanización, la cual ha sido en muchos casos espontánea y no planificada, han provocado consecuencias a nivel medioambiental.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El Tratado de Verdún.


Ya analizamos en una ocasión anterior el Imperio de Carlomagno, el cual supuso un intento por renacer el esplendor del antiguo Imperio Romano.
Pero su muerte en el año 814 va a truncar este deseo. Le va a suceder su único hijo superviviente, Luis, apodado el Piadoso (814-840), un monarca con poco carácter y débil que provocó el desvanecimiento de la gran obra de su progenitor.

Carlomagno y su hijo Ludovico Pío.
El tratado de Verdún fue firmado en el año 843 por los tres nietos de Carlomagno, Lotario, Carlos el Calvo y Luis el Germánico, suponiendo la división de un imperio que ya nunca volverá a unirse. Cerró un periodo de continuas luchas por el poder, además de suponer el nacimiento de dos nuevos estados que llegarán hasta nuestros días, Francia y Alemania.
Contraviniendo los consejos de su padre, Ludovico Pio (también llamado así) dejó que el Papa,  en este caso Esteban IV, le coronase emperador en Reims, lo que le arrogaba a éste la capacidad de nombrar emperadores, poniendo de manifiesto la superioridad del poder espiritual sobre el terrenal, del Papa sobre el emperador. Fue un acto de sumisión que su padre no hubiera permitido.
Desde un principio la intención de Ludovico Pio siempre fue la de mantener la unidad del imperio, a pesar de que con ello rompía con la tradición franca del reparto equitativo de la herencia entre los sucesores.

Lotario, primogénito de Luis el Piadoso.
De esta forma en el año 817 publica la “Ordinatio Imperii”, una disposición según la cual el imperio y la mayor parte de sus territorios pasarían a su primogénito Lotario, mientras que al resto de sus hijos les otorgaba una serie de territorios periféricos y siempre subordinados a Lotario. Pero la muerte de sus principales colaboradores, quienes apoyaban esta idea, y la guerra intestina entre sus vástagos, truncó esta nueva concepción del estado franco.
La situación se complicará aún más tras el nacimiento de un nuevo hijo de Ludovico, Carlos el Calvo, resultado de la relación del monarca con su segunda mujer, Judith. La intención de Ludovico fue la de otorgar a su nuevo vástago una dote territorial, a lo que sus hermanastros, Lotario, Luis y Pipino, se opusieron; estos van a revelarse contra su padre, derrotándolo de forma humillante en la batalla de Lügenfeld (833), pues el ejército de Ludovico se pasó al bando de sus hijos. Los hijos llegan incluso a destronar a su padre, pero ante el temor por parte de Pipino y Luis de que Lotario acrecentara su poder y prestigio, deciden devolvérselo.
En el año 839 muere Pipino. La intención del monarca fue la de otorgar sus territorios a Carlos, pero en este caso la nobleza aquitana se niega, mostrándose partidarios de que esos derechos pasaran al hijo de Pipino, Pipino II, abriéndose un nuevo conflicto en la ya difícil situación.
En el 840 muere Ludovico Pio, y Lotario, en virtud de lo dispuesto por su padre en la “ordinatio imperii”, intenta imponer sus derechos. Estalla de esta forma el conflicto entre éste y sus dos hermanos que logran derrotar al primero en la batalla de Fontenay (841).
Carlos y Luis van a reforzar su unión en los llamados “Juramentos de Estraburgo” (842) donde se consolida la división del imperio y ambos hermanos, junto a sus generales, se juran fidelidad y no realizar trato alguno con Lotario sin el acuerdo mutuo. La importancia de ese documento trasciende lo político, pues supone el más antiguo documento que se conserva en francés y alemán primitivo.
En este clima de inestabilidad se hace necesario un acuerdo entre los tres hermanos. Tras largos meses de negociación se llegará a un acuerdo, el Tratado de Verdún (843) donde se reafirma la división irrevocable del imperio.

División del Imperio Carolingio tras el Tratado de Verdún (843).

Carlos el Calvo recibe la parte occidental, origen de la actual Francia, Luis el Germánico la oriental (origen de Alemania) y Lotario una estrecha franja central que iba desde el mar del Norte hasta el norte de Italia, incluyendo las dos cortes imperiales, Aquisgrán y Roma.
El título imperial continuaba en manos de Lotario pero siendo algo nominal y sin nigún tipo de autoridad sobre sus hermanos. Además en este tratado se establece que los territorios repartidos forman parte del antiguo Imperio Franco y los tres hermanos ostentarían el título de “rey de los francos”.
Lamentablemente esto significaba el desmembramiento del Imperio de Carlomagno, un imperio que apenas sobrevivió a su muerte. La ratificación de esta división tendrá lugar en tratados posteriores como fueron Mersen (870) y Ribemont (880).
Pero esta no fue la única consecuencia que tendría este tratado, sino que presenta otras más profundas e importantes en el devenir histórico. Entre ellas va a destacar la pérdida de poder real en favor de la nobleza. Los reyes cederán parte de su poder para ganarse el apoyo de los señores, algo que se convirtió en fundamental durante esos años de conflictos. El régimen feudo-vasallático propio de la Edad Media, donde el monarca sólo era “uno entre iguales” (primus interpares), tiene aquí su consagración.

domingo, 28 de abril de 2013

Los Visigodos e Hispania.

La época romana supuso la creación de la primera unidad territorial de la península Ibérica. Bajo el yugo romano, Hispania vivió varios siglos de prosperidad llegando a convertirse en una de las zonas más romanizadas del Imperio.

División del Imperio Romano (395 d.c.) y la penetración de pueblos bárbaros.
El progresivo debilitamiento del Estado Romano, ya patente en el siglo III de nuestra era, permitió la penetración de numerosos pueblos bárbaros en el territorio imperial. Desde el siglo V estas invasiones fueron cada vez más frecuentes, lo que propiciará, en poco tiempo, su caída.

Distribución de los pueblos bárbaros en Hispania (siglo V).
En cuanto a la Península Ibérica, los primeros pueblos en llegar serán, a partir del año 409, Suevos, que ocuparán el noroeste de la península, Alanos, que se asientan en la meseta, y Vándalos, al sur. En este contexto se producirá la llegada de otro pueblo invasor, los Visigodos.
Los visigodos constituían una de las ramas en las que se dividieron los Godos, pueblo germánico procedente del norte de Europa (posiblemente de la actual Suecia). Desde aquí fueron desplazándose paulatinamente hacia el sur hasta quedar establecidos en el siglo II d.c. en la región de la actual Ucrania. Es aquí donde se dividen en las dos ramas mencionadas:  los Ostrogodos (o godos de oriente) que permanecerán por el momento por estas regiones, y los Visigodos (o godos de occidente) que continuarán su marcha hacia el oeste. Ya en el año 270 d.c. se constata el asentamiento de los Visigodos  en la Dacia como federados del Imperio, por lo que debían apoyo militar a los romanos a cambio del asentamiento pacífico en estas regiones (estos pactos se conocen como foedus).
Posteriormente, y como consecuencia del empuje de los Hunos, pueblo de las estepas asiáticas, los Visigodos se ven obligados a penetrar en el Imperio, lo que les fue permitido en principio; pero los enormes abusos a los que fueron sometidos provocó su sublevación llegando al enfrentamiento directo con Roma, acontecimiento que tendrá su episodio más destacado en la batalla de Adrianápolis (378 d.c.). La victoria del ejército visigodo, tres veces inferior al romano, fue espectacular, lo que les permitió llegar a la misma Roma, aunque no pudieron tomarla. Se dirigen a Constantinopla, fracasando en su intento de conquista, por lo que quedan asentados en los Balcanes.

Entierro de Alarico, de Heinrich Leutemann (1895).
Con el emperador Teodosio establecen un nuevo pacto, aunque la muerte de éste y la división del Imperio que hizo entre sus hijos Honorio (hereda la parte occidental del Imperio) y Arcadio (emperador de oriente) provocó un vacío de poder que aprovecharán los visigodos de Alarico para iniciar campañas de devastación por el Imperio de Occidente. Alarico llega a sitiar Roma, hasta que finalmente consigue asaltarla y asolarla durante tres días (año 410). Alarico intenta asestar un golpe definitivo al Imperio trasladándose a África, pero fracasa, por lo que decide dirigirse al norte de Italia, donde muere. Es su sucesor Ataulfo quien decide continuar las campañas hacia la Galia donde se instalan en el año 411. En el año 416 firman la federación con Roma a cambio de expulsar a los pueblos bárbaros que se habían instalado en la península Ibérica. En el año 418 Roma les otorga definitivamente el foedus. Se asientan en el sur de la Galia y se crea el Reino de Tolosa.
Entre los años 416 y 476 logran acabar con Alanos y Vándalos ( estos últimos se trasladan al norte de África) en Hispania, mientras que los Suevos quedan confinados en el noroeste.
Con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476, momento en que su último emperador Rómulo Augústulo es depuesto por Odoacro, rey de los Hérulos, el reino visigodo, que se extendía desde el Loira al Tajo, alcanzará su independencia, consolidando su poder tanto en la Galia como en Hispania.
Pero pronto los visigodos recibirán la presión de otro pueblo germánico, los Francos, quienes finalmente, y tras la batalla de Vovillé (507) logran expulsar a los visigodos de la Galia, quienes se trasladan a Hispania, situando su nueva capital en Toledo. Se cree que el número de visigodos que llegaron a la Península fue escaso, entre 150.000 y 250000, frente a una población hispanoromana de unos cuatro millones de habitantes (aunque esto depende de las fuentes consultadas, pues hay quien eleva la cifra hasta los seis millones), a los que controlaron sin grandes esfuerzos. El carácter belicista y guerrero de este pueblo, unido a la poca fuerza de la nobleza hispanoromana, explican el rápido control del territorio.
Ya instalados en Hispania, y desde su capital de Toledo, los visigodos van a llevar a cabo la unificación del territorio. Estos fueron muy impopulares desde un principio; el intento por imponer su lengua y costumbres contribuyó a ello. Esto explica su derrota frente a los bizantinos de Justiniano (518-565) quienes ocupan el sur de la península, desde Huelva a Cartagena.

La península Ibérica en torno al año 560.

Leovigildo (572-586) será quien acabe con los suevos, confinados en la zona de la actual Galicia (585), controla la Bética, reduce la presencia bizantina en el sur, además de lograr el control sobre determinados grupos indígenas del norte como vascones, cántabros y astures.
En la bética tuvo que hacer frente a la sublevación de su hijo Hermenegildo, quien con apoyo bizantino, se convierte al catolicismo (los visigodos profesaban el arrianismo) y se levanta en armas. El foco del levantamiento se centró en Sevilla, ciudad que fue sitiada y tomada por Leovigildo en el 584. Hermenegildo es apresado y exiliado en Tarragona, donde muere asesinado.
Desde el punto de vista jurídico Leovigildo promulgó el llamado "Codex Revisus", donde se promueve la igualdad legal entre visigodos e hispanoromanos, derogando la ley que prohibía los matrimonios mixtos.

La península Ibérica durante los reinados de Leovigildo y Recaredo.
El principal problema al que se enfrentó Leovigildo fue la confrontación religiosa entre visigodos, de credo arriano, y la población peninsular, de confesión católica. Sin embargo ese problema se resolverá con su hijo y sucesor Recaredo I (586-601), quien se convierte al catolicismo, no sin tensiones, pues tuvo que hacer frente a la sublevación del clero visigodo que contó con apoyo franco. La mala coordinación entre los rebeldes permitió su derrota.
Conversión de Recaredo, de Muñoz Degrain (1888).
Será finalmente en el Tercer Concilio de Toledo (589) donde se confirme la conversión al catolicismo, consiguiéndose de este modo la unidad religiosa del reino.
Con Suintila (621-631) se consigue la rendición de los vascones y la expulsión definitiva de los bizantinos del sur, quienes desde la época de Sisebuto (612-621) habían reducido su presencia al Algarbe, completándose la unidad territorial de la península.
Suintila intentó en vano adoptar el carácter hereditario en la monarquía, además de fortalecer el poder del monarca frente a la nobleza. Esto provocó una sublevación por la que fue depuesto. En el IV Concilio de Toledo fue excomulgado, confirmado el carácter electivo de la corona y elegido su sucesor, Sisenando (631-636). Este último tuvo que hacer frente a una importante sublevación por parte de los partidarios de Suintila, centrado en la Bética, pero que finalmente controla gracias al apoyo del reino franco.

Corona de Recesvinto.
Recesvinto (649-672) promulgó el "Liber Iudiciorum" (654), magna ley basada en el derecho romano que derrogaba todas las anteriores y que ponía fin a las desigualdades jurídicas entre godos e hispanos.
En el plano político no pudo evitar el progresivo debilitamiento de la monarquía visigoda, cuyo carácter electivo fue un factor de constante inestabilidad.
Wamba (672-680) intentó acabar con todas estas distensiones políticas, lo que desembocó en una nueva revuelta nobiliaria y su caída en el 680.
Le seguirán treinta años de enorme inestabilidad en el reino que culminará con la llegada al trono de Rodrigo (710-711) muy cuestionado por determinados sectores de la nobleza y los herederos de su  predecesor Witiza. Se inició una nueva lucha por el poder, donde los witizanos, que apoyaban la subida al trono de Agila II, hijo de Witiza, reclaman la ayuda de los musulmanes del norte de África. Estos, al mando de Tarik, desembarcan en Gibraltar venciendo a los ejércitos de Don Rodrigo en la batalla del Guadalete (711). Los conflictos internos de la monarquía visigoda y la indiferencia mostrada por la población, explican la caída del reino visigodo y la rápida expansión musulmana por la península. Una nueva etapa en la Historia de España daba comienzo. Nace de esta forma Al-Andalus, abriendo un periodo de más de siete siglos de presencia musulmana.

sábado, 27 de abril de 2013

El desastre de Annual.


En 1898 España perdió, a manos de EEUU, todas sus posesiones de ultramar, restos de un gran imperio forjado tras el descubrimiento de América en 1492. Pero en África, en torno a 1860, España había iniciado una importante actividad expansiva que se verá reforzada a principios del siglo XX.
Tras la Conferencia de Algeciras (1906) y el posterior tratado con Francia de 1912, ambos países se van a repartir el norte de Marruecos. España va a consolidar de esta forma su presencia en el continente africano.
En virtud de ambos tratados se establece un protectorado franco-español, ocupando España la zona del Rif. Se trata de una franja montañosa con escaso valor económico. El interés español se centraba en las posibilidades mineras de la región (demostradas escasas más tarde) o la construcción del ferrocarril, pero sobre todo, lo que va a buscar es la restauración del prestigio del ejército español, muy devaluado tras el Desastre del 98.

Protectorado español tras los acuerdos con Francia en 1906 y 1912.

La opinión pública en el país no pensaba lo mismo. Existía en la población un sentimiento general de rechazo hacia la guerra colonial, sobre todo entre las clases populares, de donde se reclutaban la gran mayoría de los soldados. Los defensores del expansionismo eran realmente pocos, quizás una parte del ejército vinculado a la figura del rey Alfonso XIII y que eran denominados como africanistas.

Abd El-Krim  (1882-1963).
Pero el control y pacificación de esta región no va a ser nada fácil para el gobierno español, más bien todo lo contrario. La oposición por parte de la población indígena del Rif fue constante desde un principio. Organizados en cabilas  hacían frente al ejército español. Surgieron numerosos líderes entre los que destacaron Al-Raisuni, pero sobre todo, Abd El-Krim, quien se alzará como uno de los más fieros enemigos de la ocupación española. Nacido en Axdir (actual Marruecos) estudió derecho en la Universidad de Salamanca, sirviendo como traductor en la administración colonial española en Melilla.

El ejército español en el Rif estaba compuesto por la Legión, tropas de regulares, mal preparados y equipados, y por tropas indígenas, muchas de las cuales se rebelaron contra los españoles una vez iniciadas las hostilidades.
Estas circunstancias explican los numerosos reveses que sufrieron las fuerzas españolas, como lo ocurrido en 1909 en el Barranco del Lobo, donde murieron más de 1000 soldados españoles.
Tras estos acontecimientos, el gobierno de Maura decide aumentar la presencia militar en la región, por lo que moviliza fuerzas reservistas, contexto en el que se enmarcan los hechos de la Semana Trágica de Barcelona, una revuelta popular contra la guerra de Marruecos.
A partir de los años veinte y tras el paréntesis de la Primera Guerra Mundial, las acciones de los rebeldes rifeños se van a multiplicar. Como respuesta, el gobierno español intenta poner en marcha varias iniciativas con el objetivo de lograr el control definitivo del protectorado. De este modo colocan al frente de las tropas coloniales al general Silvestre, personaje muy vinculado al monarca y partidario, al igual que éste, del ataque a las tribus norteñas.
En el verano de 1921 el general Silvestre decide llevar a cabo una importante operación contra la cabilas de Abd El-Krim. El objetivo principal consistía en llegar hasta el peñón de Alhucemas, zona con fuerte presencia de rebeldes.

Operaciones militares durante el conflicto de Annual.

La retirada  tras el fuerte empuje rifeño, llevada a cabo sin apoyo de artillería, se convirtió en una verdadera carnicería, pereciendo más de 13.000 hombres, entre los que se encontró el propio general Silvestre.
La derrota de Annual provocó un enorme debate en la opinión pública centrada sobre todo en la deficiente organización del ejército; los soldados eran enviados a la zona de guerra mal pertrechados, incorporados al frente con un solo mes de instrucción cuando la legislación vigente obligaba al menos a tres meses; muchos calzaban alpargatas, los fusiles eran antiguos y escaseaba la munición y las piezas de artillería. A todo esto se unió la torpe actuación del general, una actuación que rayó la negligencia.

Más de 13.000 soldados perecieron en Annual.
El debate social se trasladó al Parlamento donde republicanos y socialistas pedirán la depuración de responsabilidades y la retirada inmediata de las fuerzas africanas. Mientras, en las calles se sucedieron importantes protestas, sobre todo en las grandes ciudades.
Toda esta presión permitió la creación de una comisión militar encargada de investigar lo sucedido. Fue el llamado Expediente Picasso, encargado al general de división Juan Picasso, quien tuvo que hacer frente a numerosas trabas impuestas desde el gobierno y el propio ejército.

Caricatura irónica sobre el Expediente Picasso.
El informe rebelaba cuestiones muy espinosas que suponían la implicación directa del soberano en el desastre. Sin embargo, el informe tuvo poco recorrido, pues antes de que el Congreso emitiera un dictamen al respecto tuvo lugar el golpe de estado del general Miguel Primo de Rivera (13 de septiembre de 1923) quien, con el beneplácito del rey, se hizo con las riendas del gobierno.
La crisis política, los problemas sociales, pero sobre todo la crisis colonial, impulsan a Primo de Rivera a dar el golpe, instaurando una dictadura que no depurará responsabilidades por estos acontecimientos, quizás porque la cuestión hubiera llegado muy arriba, implicando a altos cargos miliares, políticos y al propio rey.
Durante la dictadura el problema colonial fue un asunto central para Primo de Rivera, llegando incluso a asumir el Alto Comisionado de Marruecos en 1924.  En 1925 y con apoyo francés, se organizó un desembarco en Alhucemas, una operación que resultó exitosa y tras la cual el líder rifeño Abd El-Krim se rinde y se entrega al ejército francés. En 1927 se dio por concluida la ocupación y el control sobre el protectorado.

domingo, 21 de abril de 2013

Herodoto, el padre de la Historia.

Herodoto (484-420 a.c.)
En un blog como éste no podía faltar una referencia al que pasa por ser el padre de la Historia, Herodoto (484-420 a.c.), nacido en Halicarnaso, cuando esta colonia griega de Asia Menor se encontraba bajo dominio persa.
Nació en el seno de una familia pudiente, lo que le permitió una adecuada educación y formación. Viajó por toda Grecia además de por gran parte del mundo conocido, incluyendo las islas del Egeo, Mesopotamia, las costas del Mar Negro y Egipto.
Vivió en la Atenas de Pericles, centro cultural del mundo heleno, donde recibió un amplio reconocimiento. Se trasladó a la Magna Grecia (sur de Italia) donde colaboró en la fundación de Turios. Aquí será donde lleve a cabo su gran obra, “Historiae”. Escrita en dialecto jonio fue dividida más tarde en nueve volúmenes, y supone la primera descripción del Mundo Antiguo.
En la obra se narran fundamentalmente las Guerras Médicas (500-448 a.c.) que enfrentaron a griegos y persas, o entre griegos y bárbaros, como el mismo Herodoto menciona.
Pero su obra no fue sólo un relato histórico, sino que incluye una gran variedad de contenidos que van desde simples anécdotas a datos etnográficos, faunísticos o climáticos. Supone un intento por mostrar a los hombres de la Grecia Clásica como eran los diferentes países, sus gentes y costumbres.
Las fuentes en las que bebió Herodoto fueron diversas: orales, escritas y otras resultado de su propia observación directa, gracias a los viajes que realizó por el mundo conocido.
Plantea un método crítico, aunque no profundo, lo que le valió la crítica de otros pensadores como Tucídides (460-396 a.c.), quien lo tacha de poco riguroso. Éste último consideraba que los acontecimientos históricos no venían determinados por los dioses, sino producto de otros factores políticos o éticos. Herodoto, por su parte, consideraba el devenir histórico como algo predeterminado por la voluntad divina.

El mundo conocido de Herodoto.
Sin embargo, y a pesar de esto, se convertirá en fuente para posteriores historiadores, sobre todo romanos, que hacen continuas referencias a él. Fue Cicerón quien lo nombra como padre de la Historia.
Durante la Edad Media cayó en el olvido, aunque indirectamente y gracias a las menciones de los autores latinos siguió vigente. Será durante el Renacimiento cuando se retome su obra, siendo traducido al latín. La imprenta ayudó enormemente a su difusión..