La Gran Guerra del Norte se desarrolló entre 1700 y 1721 y enfrentó a Suecia y sus aliados (Imperio Otomano y Hannover) contra Rusia, apoyada en este caso por Dinamarca, Sajonia y Polonia.
Los grandes personajes
que van a marcar este hecho histórico serán el sueco Carlos XII (1682-1718), quien pasará a la Historia como uno de
los mejores estrategas militares del siglo XVIII, y Pedro I el Grande de Rusia.
Esta guerra es contemporánea a la Guerra de Sucesión española, aunque no tuvieron relación debido a la negativa sueca a intervenir en la misma en apoyo a Francia, que reclamó incisivamente su participación.
En este conflicto se va a dilucidar la hegemonía política y militar en el norte de Europa, una hegemonía que hasta ese momento ostentaba Suecia y que pasará, tras el enfrentamiento, a Rusia.
Esta guerra es contemporánea a la Guerra de Sucesión española, aunque no tuvieron relación debido a la negativa sueca a intervenir en la misma en apoyo a Francia, que reclamó incisivamente su participación.
En este conflicto se va a dilucidar la hegemonía política y militar en el norte de Europa, una hegemonía que hasta ese momento ostentaba Suecia y que pasará, tras el enfrentamiento, a Rusia.
Carlos XII de Suecia (1682-1718). |
Por ello, Pedro I (1672-1725), desde el primer momento que llega al trono ruso tiene dos ideas claras: europeizar Rusia y obtener una salida al mar, lo que pasaba por derrotar a Suecia.
Carlos XII llegó
al trono sueco muy joven, con apenas 15 años, lo que intentará ser aprovechado por
Pedro I para aliarse con otros países, atacar y derrotar a Suecia. La empresa
la creían fácil, pero no fue así, pues Carlos XII se destapó como un gran
estratega.
De esta forma y en virtud del Tratado de Preowajensko (1699), Sajonia, Polonia, Dinamarca y Rusia se alían contra Suecia.
Pero el primero en golpear será Carlos XII. En 1700 traslada a su fiel ejército a Dinamarca y asesta un importante golpe derrotando a los daneses, obligándolos a abandonar el conflicto.
Después de esto se dirige a los países bálticos, donde en la batalla de Narva, con un ejército muy inferior en número, derrota estrepitosamente al ruso. A continuación se dirige a Sajonia, a la que igualmente derrota. Las campañas de Carlos son todo un éxito; en menos de un año había conseguido doblegar a sus principales adversarios.
De esta forma y en virtud del Tratado de Preowajensko (1699), Sajonia, Polonia, Dinamarca y Rusia se alían contra Suecia.
Pero el primero en golpear será Carlos XII. En 1700 traslada a su fiel ejército a Dinamarca y asesta un importante golpe derrotando a los daneses, obligándolos a abandonar el conflicto.
Después de esto se dirige a los países bálticos, donde en la batalla de Narva, con un ejército muy inferior en número, derrota estrepitosamente al ruso. A continuación se dirige a Sajonia, a la que igualmente derrota. Las campañas de Carlos son todo un éxito; en menos de un año había conseguido doblegar a sus principales adversarios.
El siguiente paso que decide el rey sueco es dirigirse a Polonia, la que consigue conquistar en 1704. Su rey, Augusto II, huye y se refugia en la vecina Rusia.
Tras esta campaña nuevamente victoriosa, Carlos se dirige a Rusia, donde pretende dar el golpe definitivo con la toma de Moscú. Pero en ese momento estalla una sublevación en la sometida Sajonia, a donde se ve obligado a acudir, logrando sofocar el levantamiento (1706). Este hecho le dio a Pedro I el tiempo suficiente para reorganizar su ejército y preparar la defensa ante el inminente ataque sueco. De hecho, reconquista Noteborg, Ivangorod y Narva.
Pedro I el Grande (1672-1725). |
En Poltava (1709) tiene lugar el
enfrentamiento entre ambos ejércitos, batalla en la que la victoria se decanta del bando
ruso. Incluso Carlos XII recibe un disparo obligándolo a huir y
refugiarse en Turquía. Aquí, Carlos convence al Sultán turco para que le
proporcione contingentes y poder atacar a los rusos. En 1711 el ejército ruso
es cercado en el río Prut, obligando al zar ruso a abandonar Azov.
Entre 1711 y 1720 se produce la contestación aliada, pues inician un triple ataque contra Suecia en un intento por acabar con un conflicto que se alargaba en demasía. Así los daneses avanzan hacia Bremen y Verden tomando Tonning (Península de Jutlandia) en 1713.
Entre 1711 y 1720 se produce la contestación aliada, pues inician un triple ataque contra Suecia en un intento por acabar con un conflicto que se alargaba en demasía. Así los daneses avanzan hacia Bremen y Verden tomando Tonning (Península de Jutlandia) en 1713.
Los rusos toman las islas Aland, próximas a las costas suecas, y el sur de Finlandia, llegando a introducirse en territorio sueco (1720). Prusia por su parte, aliada de Hannover, conquista posesiones suecas en el norte de Alemania.
A estas alturas, y tras los importantes avances aliados, hacía muy desesperada la situación de Suecia. Carlos, que permanecía preso en Turquía, logra escapar, tomando el mando de su ejército en Stralsund. Reanuda los enfrentamientos, pero muere durante el asedio a Frederickhald (1718).
En este momento, con Suecia a punto de caer, es cuando tiene lugar la intervención de Gran Bretaña a favor de Suecia. Los ingleses, muy recelosos de que se rompiera el equilibrio de fuerzas europeo, obliga a los contendientes a iniciar conversaciones de paz.
Entre 1719 y 1720 se firmaron los tratados que iban a sellar el fin de la guerra. Con Hannover y Prusia se firma la Paz de Estocolmo, obteniendo estos Bremen, Verden y Pomerania. El Tratado de Fredericksborg, con Dinamarca, otorga Schleswig a los daneses. Y el más importante, el Tratado de Nystad con Rusia, que recibe los estados bálticos.
El gran vencedor de este conflicto fue Pedro I el Grande, Zar de todas las Rusias; Suecia cederá su vitola de potencia hegemónica en el norte a la propia Rusia, que se va a erigir desde entonces en potencia europea.
Polonia, escenario de gran parte de la guerra, quedó arrasada, y Prusia, con Federico Guillermo, el rey Sargento, irá tomando posiciones cada vez más dominantes en el continente.
Pero el efecto de la derrota sueca irá mas allá de las pérdidas territoriales y de hegemonía. La burguesía sueca, tras la derrota, logrará imponerse al absolutismo, lo que permitirá la instauración de un sistema monárquico-parlamentario al estilo inglés, marcando una nueva etapa en la política de este país.