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martes, 4 de marzo de 2014

La Gran Guerra del Norte (1700-1721).


La Gran Guerra del Norte se desarrolló entre 1700 y 1721 y enfrentó a Suecia y sus aliados (Imperio Otomano y Hannover) contra Rusia, apoyada en este caso por Dinamarca, Sajonia y Polonia.
Los grandes personajes que van a marcar este hecho histórico serán el sueco Carlos XII (1682-1718), quien pasará a la Historia como uno de los mejores estrategas militares del siglo XVIII, y Pedro I el Grande de Rusia.
Esta guerra es contemporánea a la Guerra de Sucesión española, aunque no tuvieron relación debido a la negativa sueca a intervenir en la misma en apoyo a Francia, que reclamó incisivamente su participación.
En este conflicto se va a dilucidar la hegemonía política y militar en el norte de Europa, una hegemonía que hasta ese momento ostentaba Suecia y que pasará, tras el enfrentamiento, a Rusia.

Carlos XII de Suecia (1682-1718).
Desde que Suecia se independizara en 1523 con Gustavo Vasa, triunfa en todas aquellos conflictos en las que toma parte, afianzando su posición en el norte báltico. Rusia por contra, carecía de salida al mar, lo que estrangulaba su crecimiento. El Báltico se encontraba bajo control sueco, el Mar Negro era feudo del Imperio Otomano, y al norte mucho hielo y nieve, un océano Ártico congelado gran parte del año, lo que hacía impracticable su navegación.
Por ello, Pedro I (1672-1725), desde el primer momento que llega al trono ruso tiene dos ideas claras: europeizar Rusia y obtener una salida al mar, lo que pasaba por derrotar a Suecia.

Carlos XII llegó al trono sueco muy joven, con apenas 15 años, lo que intentará ser aprovechado por Pedro I para aliarse con otros países, atacar y derrotar a Suecia. La empresa la creían fácil, pero no fue así, pues Carlos XII se destapó como un gran estratega.
De esta forma y en virtud del Tratado de Preowajensko (1699), Sajonia, Polonia, Dinamarca y Rusia se alían contra Suecia.
Pero el primero en golpear será Carlos XII. En 1700 traslada a su fiel ejército a Dinamarca y asesta un importante golpe derrotando a los daneses, obligándolos a abandonar el conflicto.
Después de esto se dirige a los países bálticos, donde en la batalla de Narva, con un ejército muy inferior en número, derrota estrepitosamente al ruso. A continuación se dirige a Sajonia, a la que igualmente derrota. Las campañas de Carlos son todo un éxito; en menos de un año había conseguido doblegar a sus principales adversarios.


El siguiente paso que decide el rey sueco es dirigirse a Polonia, la que consigue conquistar en 1704. Su rey, Augusto II, huye y se refugia en la vecina Rusia.
Tras esta campaña nuevamente victoriosa, Carlos se dirige a Rusia, donde pretende dar el golpe definitivo con la toma de Moscú. Pero en ese momento estalla una sublevación en la sometida Sajonia, a donde se ve obligado a acudir, logrando sofocar el levantamiento (1706). Este hecho le dio a Pedro I el tiempo suficiente para reorganizar su ejército y preparar la defensa ante el inminente ataque sueco. De hecho, reconquista Noteborg, Ivangorod y Narva.

Pedro I el Grande (1672-1725).
En 1708 Carlos XII emprende  la campaña sobre Rusia. Pedro I, conocedor de la superioridad sueca, decide adoptar la táctica de tierra quemada, consistente en la inutilización de infraestructuras (puentes, edificios etc.) y la quema de cosechas a medida que se produce el repliegue defensivo de sus tropas. El objetivo era evitar el avituallamiento en campaña del ejército enemigo. Pero esto era algo con lo que el soberano sueco contaba, por lo que había ocupado a varias de sus unidades en el aprovisionamiento de la tropa. Pedro entonces, cual partida de ajedrez, centró sus ataques en estos convoyes de aprovisionamiento, eludiendo el ataque directo, obligando a las tropas suecas a dirigirse al sur, a la región de Ucrania.

En Poltava (1709) tiene lugar el enfrentamiento entre ambos ejércitos, batalla en la que la victoria se decanta del bando ruso. Incluso Carlos XII recibe un disparo obligándolo a huir y refugiarse en Turquía. Aquí, Carlos convence al Sultán turco para que le proporcione contingentes y poder atacar a los rusos. En 1711 el ejército ruso es cercado en el río Prut, obligando al zar ruso a abandonar Azov.
Entre 1711 y 1720 se produce la contestación aliada, pues inician un triple ataque contra Suecia en un intento por acabar con un conflicto que se alargaba en demasía. Así los daneses avanzan hacia Bremen y Verden tomando Tonning (Península de Jutlandia) en 1713.


Los rusos toman las islas Aland, próximas a las costas suecas, y el sur de Finlandia, llegando a introducirse en territorio sueco (1720). Prusia por su parte, aliada de Hannover, conquista posesiones suecas en el norte de Alemania.
A estas alturas, y tras los importantes avances aliados, hacía muy desesperada la situación de Suecia. Carlos, que permanecía preso en Turquía, logra escapar, tomando el mando de su ejército en Stralsund. Reanuda los enfrentamientos, pero muere durante el asedio a Frederickhald (1718).
En este momento, con Suecia a punto de caer, es cuando tiene lugar la intervención de Gran Bretaña a favor de Suecia. Los ingleses, muy recelosos de que se rompiera el equilibrio de fuerzas europeo, obliga a los contendientes a iniciar conversaciones de paz.
Entre 1719 y 1720 se firmaron los tratados que iban a sellar el fin de la guerra. Con Hannover y Prusia se firma la Paz de Estocolmo, obteniendo estos Bremen, Verden y Pomerania. El Tratado de Fredericksborg, con Dinamarca, otorga Schleswig a los daneses. Y el más importante, el Tratado de Nystad con Rusia, que recibe los estados bálticos.
El gran vencedor de este conflicto fue Pedro I el Grande, Zar de todas las Rusias; Suecia cederá su vitola de potencia hegemónica en el norte a la propia Rusia, que se va a erigir desde entonces en potencia europea.
Polonia, escenario de gran parte de la guerra, quedó arrasada, y Prusia, con Federico Guillermo, el rey Sargento, irá tomando posiciones cada vez más dominantes en el continente.
Pero el efecto de la derrota sueca irá mas allá de las pérdidas territoriales y de hegemonía. La burguesía sueca, tras la derrota, logrará imponerse al absolutismo, lo que permitirá la instauración de un sistema monárquico-parlamentario al estilo inglés, marcando una nueva etapa en la política de este país.

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