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jueves, 20 de octubre de 2011

¡ ESTO SE MUEVE ¡.

Pues si amigos, la tierra se mueve y no me refiero al planeta Tierra, que también, sino a la tierra que pisamos.
Fue el meteorólogo alemán Alfred Wegener quien en 1915 en su obra "El origen de los continentes y océanos", expuso su teoría de la deriva continental.
Según defendía Wegener en su obra, los continentes de la Tierra habían estado unidos en algún momento en un único y gran continente, un continente al que llamó Pangea (vocablo que procede del griego; "pan"=todo; "gea"=tierra). Más tarde este continente habría sufrido un proceso de fragmentación que provocaría la separación lenta y contínua de sus partes, hasta alcanzar, a lo largo de millones de años, la posición que hoy conocemos.


Se estima que Pangea se formó a finales del periodo Pérmico (hace 300 millones de años), cuando los continentes, antes separados (parece que este proceso se ha repetido varias veces a lo largo de los 4600 millones de años de existencia de la Tierra), se unieron en un sólo bloque continental, rodeado de un único océano planetario llamado Panthalassa.
Comienza su fragmentación entre finales del Triásico y principos del Jurásico (hace unos 200 millones de años) dando lugar, en un primer momento, a la creación de dos grandes continentes: Gondwana, al sur y Laurasia, al norte, separados por un mar, el mar de Tetis.
Posteriormente estas masas continentales continuarán su proceso de deriva y fragmentación, hasta alcanzar la distribución actual, calculada para hace unos 65 millones de años. Laurasia de subdividió, dando lugar a América del norte, Europa y Asia, mientras que Gondwana dio lugar a América del sur, Australia, Antártida, África y la India, más tarde incrustada en Asia y dando lugar a la creación de la cordillera del Himalaya.
Pero para la aceptación de esta teoría tuvieron que pasar algunos años, décadas más bien, pues hasta los años sesenta del siglo pasado, no fue considerada como válida por la comunidad científica internacional. En este aspecto tuvo una crucial importancia los estudios realizados en cuanto al paleomagnetismo. Según esto, algunas rocas al formarse, adquieren una carga magnética cuya orientación coincide con la que tendría el campo magnético terrestre en el momento de su formación. Estos análisis han podido determinar dónde se encontraban los continentes al formarse las rocas, corroborando esta teoría.

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