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domingo, 5 de junio de 2011

Un pueblo forjado en el mar, los griegos.

La civilización griega supone, sin lugar a dudas, uno de los grandes momentos culturales de toda la Historia, y su proceso de colonización, el cual trataremos a continuación, es un claro ejemplo de ello.
Esta civilización se desarrolló inicialmente en el ámbito geográfico de la Hélade, ámbito que comprende la Grecia continental, las islas del Mar Egeo y las costas de Asia  Menor. Sorprende, a tenor de sus condiciones físico-geográficas, que este pueblo alcanzara tan alto nivel cultural, social y político. Constituye en general un medio físico poco favorable: clima marcadamente árido, suelo poco fértil y pobre, orografía accidentada etc. Sin embargo contaron con una enorme línea de costas recortadas, muy aptas para la navegación, que junto a su cercanía a otras grandes civilizaciones de Oriente, con las que establecieron fructíferos contactos, explican su progreso.

Colonización griega en el Mediterráneo.

El proceso de colonización griego se extiende aproximadamente entre el 750 y el 550 a.c., periodo en el que van a ocupar la Magna Grecia (sur de la Península Itálica), el Ponto Euxino (costas del Mar Negro), además de fundar numerosos asentamientos en el norte de África, costa gala y la Península Ibérica.
Las causas que han esgrimido los historiadores para explicar el expansionismo colonial griego han sido variadas: los textos antiguos (Heródoto, Estrabón) aluden a cuestiones de caracter personal como el afán de aventura o la búsqueda de nuevas oportunidades de progresión social. En este aspecto cabe destacar el fuerte desequilibrio social existente en el mundo griego, una sociedad encabezada por una oligarquía dominante que imposibilitaba la promoción social. También se apuntan problemas demográficos: un aumento poblacional, ligado a las escasas posibilidades económicas que ofrecía la región (una agricultura y ganadería insuficientes para cubrir las necesidades de una población en crecimiento), impulsó a las poleis griegas a llevar a cabo este proceso.

Trirreme griego.
Dicho proceso se desarrolla en dos fases: una primera, entre el 750 y el 675 a.c., donde dominan poleis como Megara o Corinto, que llevará a los griegos a colonizar Sicilia y el sur de Italia, y una segunda etapa (675-550 a.c.), más compleja, al multiplicarse la poleis que intervienen; Atenas, que se extiende por Tracia y el Mar Negro; Focea, que establece colonias en el norte de África, la Galia y la Península Ibérica; Corinto, que hace lo propio en la costa adriática, o Mileto, principal puerto con Oriente, que fundará más de noventa asentamientos.
Estas colonias eran realidades políticas autónomas de las metrópolis, con las que mantendrán, eso sí, lazos económicos y sobre todo religiosos.
En el ámbito económico destacar la adopción de la moneda, inventada en Asia Menor en el siglo 7 a.c., un nuevo instrumento de intercambio, que favorecerá enormemente el desarrollo comercial de este singular pueblo.
Este proceso supuso, en definitiva, un enorme impulso para el progreso de esta cultura, una cultura que se difundió por todo el Mediterráneo y de la que hoy somos eternos deudores.

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