Vaso campaniforme de Ciempozuelo (MAN). Fuente:wikipedia. |
La cultura
del Vaso Campaniforme pasa por ser la más destacada del Calcolítico o Edad del
Bronce (2900-1800 a.c. aprox.). Aunque es así como se conoce, sería más correcto
hablar de cerámica campaniforme, pues entre las piezas no sólo se encuentran
vasos, si no también cazuelas y cuencos.
Desde el
punto de vista cronológico podemos situar a esta cultura entre el 2200 y el
1700 a.c, extendiéndose espacialmente por gran parte de centro Europa, las
costas atlántica y mediterránea de Francia, los Países Bajos y la península
Ibérica, además de las islas británicas
y el norte de África. Aunque mantiene una clara homogeneidad, la gran extensión
que abarca hace que encontremos ciertas características regionales
diferenciales.
El nombre
otorgado a esta cultura no es caprichoso, y es que deriva de la forma que adquieren sus piezas a modo de
campana invertida, describiendo un
perfil en “S”.
La decoración es incisa a base de motivos geométricos en los que
se combinan zig-zags, ajedrezados o triángulos y que se disponen de forma
horizontal y paralela a la base del recipiente. A veces la incisión se
rellenaba con pasta blanca que realzaba la composición. Tampoco es infrecuente
encontrar piezas con decoración
interior, aunque no necesariamente del mismo estilo.
Vaso, cazuela y cuenco pertenecientes al ajuar de Villabuena del Puente, Museo de Zamora (Wikipedia). |
La mayoría
de los hallazgos están relacionados con sepulturas individuales, en gran medida
consistentes en un hoyo en el suelo, donde se deposita al difunto y su ajuar.
Estas cerámicas son entendidas como artículos de lujo, pues aparecen junto a elementos
como puñales de cobre, diademas, equipo de arqueros o láminas de oro, propio de
las clases altas dominantes. Sería por lo
tanto un elemento de prestigio que se relaciona con una mayor jerarquización
social.
Expansión de la cultura Campaniforme por Europa. (Wikipedia) |
A tenor de
los últimos estudios se ha relacionado esta cerámica con el consumo de bebidas
alcohólicas en banquetes o en las ceremonias para enterrar al difunto. En este
sentido se han encontrado restos de cereales fermentados en numerosos
recipientes hallados en la península Ibérica. En las islas británicas o en los
Países Bajos han aparecido restos orgánicos carbonizados, por lo que se deduce que fueron usados para la
preparación y consumo de alimentos.
El origen de
esta cultura es bastante controvertido. Algunos especialistas lo sitúan en
centro Europa, en el valle del Rhin, y se extendió por el resto del continente
gracias a la existencia de grupos de comerciantes, quienes, en sus viajes en
búsqueda de materias primas, iban difundiendo estas cerámicas. Otros hablan de
la península Ibérica como núcleo original, basándose para ello en las pruebas
de Carbono 14, pues es aquí donde aparecerían los casos más antiguos.
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