Abriremos la sección de Grandes Personajes de la Historia con una pequeña reseña sobre uno de los mayores corsarios de la historia, un mercenario del mar que supo poner en jaque a toda la cristiandad durante la primera mitad del siglo XVI.
Jayr al-Din (1465-1546), apodado por los europeos como
Barbarroja, se mantuvo al servicio del Imperio Otomano, logrando imponer la supremacía musulmana en el Mediterráneo, una supremacía que se alargaría hasta la derrota mahometana en la batalla de Lepanto en 1571.
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Jayr al-Din, Barbarroja. |
Fue nombrado por Solimán Almirante de toda su flota. Ocupó Argel (1529) y Túnez (1534), sembrando el terror en todo el
Mare Nostrum; asaltaba todo aquello que flotara, atacaba las costas, haciendo prisioneros que después eran vendidos como esclavos en el norte de África. Se convirtió en una de las pesadillas del Emperador Carlos V, suponiendo el principal escollo para la expansión cristiana por el norte del continente africano. Se permitió el lujo de atacar Gibraltar, saquear las Islas Baleares y la costa catalana, ataques que contaron con la inestimable ayuda de Francisco I de Francia, otro de los enemigos perpetuos del Emperador.
Una vez retirado dictó sus memorias, conservadas en cinco volúmenes y expuestos en el palacio de Topkapi. Pasó los últimos días de su vida en su palacio de
Estambul, donde murió a la edad de 75 años. Hoy puede visitarse su Mausoleo, eterno testigo
de la grandeza de uno de los grandes valientes del mar.
Dedicado a mi amigo Mingo, inductor inconsciente de este artículo.
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